Vivía en el barrio de las Letras, donde Cervantes escribió el Quijote. Un sitio que le venía como anillo al dedo, porque él era un Cervantes del pop, un Quijote, siempre inquieto, revolucionario, luchador incansable contra los poderes tácticos, que estaba trabajando con un grupo malagueño al mismo tiempo que recuperaba las maquetas de sus primeras bandas para editarlas.
Nos veíamos muy a menudo porque éramos vecinos y porque siempre me contaba todo lo que hacía. Su fallecimiento ha sido una gran pérdida para la música, la poesía, la cultura en general.
[Jesús Ordovás. Nuevaola80]
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