El icónico álbum de Kiko Veneno se nos muestra de nuevo, esta vez desde una perspectiva distinta tras pasar por el tamiz personal de Vera Fauna. El grupo toma como punto de partida uno de los cancioneros pop en español más representativos de los últimos tiempos y le insufla un calor nuevo, conservando, eso sí, la emoción y autenticidad de su esencia original.
Este homenaje a ‘Échate Un Cantecito’ plantea retos a diferentes niveles. Por un lado, el de aproximarnos con ojos nuevos a una obra tremendamente interiorizada y familiar, indispensable para explicar la evolución de la música popular de nuestro país a lo largo de las últimas décadas. Al mismo tiempo, los músicos se enfrentan al desafío de sorprendernos revistiendo de evolución un trabajo del que conocemos hasta el más mínimo detalle. Y todo ello sin perder un ápice de su carácter.
El disco nació en 1992, mucho después de que Kiko Veneno obtuviera los galones trabajando junto a Rafael y Raimundo Amador en Veneno, colaborando con Camarón de la Isla, Pata Negra o Martirio, y construyendo una sólida carrera en solitario a partir de 1982. Enamorado del flamenco, la rumba y el pop, una década después de caminar sin compañeros decidió que, o hacía el disco que realmente quería o dejaba la música. Redentor, llegó ‘Échate Un Cantecito’, el trampolín que le sirvió para ganarse el respeto de la crítica y el aplauso del público.
Por su parte, Vera Fauna llega con el aura de banda llamada a romper con lo establecido. Sus integrantes esquivan constantemente las etiquetas que tratan de imponerles y nos impactan con cada nuevo movimiento. Su primer acercamiento a la figura de Kiko Veneno llegó en 2021 con la publicación de ‘Martes’, una colaboración tan luminosa como melancólica que se recrea en la magia de lo cotidiano. Se autodefinen como una flor delicada que puede llegar a pinchar y que despliega todo su potencial en los directos.
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