Eran tiempos de "post-movida" y esto de cantar rock en castellano empezaba a
estar un poco mal visto, en poco tiempo los grupos indies (indies de los 90s,
no los indies de ahora) que cantaban en inglés llegaron para arrasar, al igual
que los grupos de los primeros 80s desplazaron de su lugar a los cantantes
melódicos de la década anterior.
Pero a pesar de lo que pueda parecer a primera vista ni los cantantes
melódicos, ni los grupos de los 80s, ni las bandas sinfónicas de los 70s,
ni..., ni..., dejaron su lugar cuando la siguiente generación (nueva oleros,
indie, punks o raperos) llegó reclamando el lugar que le correspondía en el
tablero de la música, cine, literatura o simplemente de la vida.
Así, Sal de mi vida, arrancaron su carrera a contracorriente de lo
establecido, pero convencidos de estar recorriendo el camino correcto, el del
rock y el pop-rock español, continuando el camino señalado por Mermelada, Los
Elegantes, Los Modelos y sobre todos por sus adorados Burning.
Tardan 4 años en plastificar su primer disco y con una periodicidad aproximada
de 10 años entre trabajo y trabajo van editando nuevas canciones
(1989-2000-2013) hasta que en 2019 y para conmemorar el XXX aniversario de su
formación ve la luz "Si te muerdes, te envenenas" que debía servir de adelanto
a este disco que tenemos ahora entre manos y sí, claro, llegó el 2020 cuando
el álbum completo debería haber visto la luz, pero pasó lo que pasó y todo, o
casi todo, quedó en pausa... Digo casi todo porque durante este parón la banda
de Beni, Pablo y Ángel no dejó de trabajar en el estudio.
Así que haciendo de la necesidad una virtud "Dímelo a la cara" fue tomando
forma de una manera mucho más reposada y tranquila de la que suele ser
habitual cuando se trabaja en una grabación, dando tiempo a retocar, corregir
y arreglar las canciones con todo el tiempo a su favor, consiguiendo el disco
más potente y guitarrero de su carrera.
La voz de Beni nos invita a acompañarlos en este viaje de 11+1 canciones con
un simple ¡Vámonos! que da pie al arranque de "La carretera", guitarras
afiladas, estupendo colchón de teclado y un estribillo que engancha a la
primera y redondea una historia con la que cualquiera de nosotros puede
identificarse. No baja el pistón del "rocanrol" en "Solo en Madrid", en donde
podemos escuchar la primera colaboración del saxofonista Lorenzo Azcona, tema
que bien podrían haber firmado los chicos de la Elipa en cualquiera de sus
encarnaciones. La tercera en discordia, que da título al disco, que rezuma
chulería y "canalleo" por todos sus poros y completa junto a "Sabiendo" y su
riff "acedecero" un arranque de lo más contundente. "Déjame jugar" nos da un
respiro, entre el medio tiempo y la balada intensa en la que a pesar de mandar
el piano y la voz destaca el gran trabajo en el solo de guitarra de Pablo
Solana, pero el descanso dura poco y "Después de tanto tiempo" vuelve a la
senda del pop-rock sin contemplaciones...
Y hasta aquí voy a leer, el resto del disco hasta completar sus 11 canciones y
su tema extra creo que es mejor que lo descubráis por vosotros mismos. No hay
desperdicio, no hay relleno, solo hay pasión, sudor y mucho trabajo guardados
en los surcos digitales de ese CD que suena de fondo mientras escribo.
Tan solo decirles dos cosas a la banda antes de despedirme, la primera es que
no se deja una una cerveza sin terminar por muy cutre que sea el bar (para
saber a que me refiero tenéis que escuchar el disco) y segunda, no tardéis
otros 10 años en regalarnos una nueva remesa de temas nuevos.
Tracklist:
01. La carretera
02. Solo en Madrid
03. Dímelo a la cara
04. Sabiendo
05. Déjame jugar
06. Después de tanto tiempo
07. Una noche muy lejana
08. Sal de mi vida
09. Tú ya sabes
10. Mil botellines
11. Dejarme llevar
12. Si te muerdes te envenenas (bonus track)
[Redacción Nuevaola80. Ricky Rodríguez]