15 jun 2019

Jam Albarracín entrevista a Los Secretos a su paso por Murcia

Canciones son amores. Y en su caso, canciones y solo canciones. He aquí la clave que ha conseguido que Los Secretos hayan mantenido -incluso superado, en el ámbito comercial- su estatus como una de las bandas más emblemáticas del pop español.

Formados hace 40 años y por tanto en plena Nueva Ola madrileña, no han sido pocos los escollos que han tenido que sortear. Primero la muerte de sus bateristas Canito (1980) y Pedro Díaz (1984) -ambos también cantantes y autores- y más tarde la casi definitiva de Enrique Urquijo (1999). Parecía insalvable y de hecho su hermano y líder actual, Álvaro Urquijo, así lo entendió pero las muestras de cariño recibidas y la excelente acogida de su disco de homenaje y la posterior gira revivieron a una banda aclamada desde entonces. Una banda que se ha mantenido activa, sin necesidad de recurrir a su pasado más de lo aconsejable y grabando discos con regularidad. Del próximo han adelantado el single 'Mi paraíso'.

Álvaro atiende amable a 'La Verdad' ante su concierto hoy en el murciano Teatro Circo.

Están actuando en la gira 'Mi paraíso'. De momento han adelantado el single y, vaya, pinta bien.

-Muchas gracias. Pues sí, vivimos en un mundo tan cambiante... Ahora funciona así, hacemos un disco, que lo tenemos casi al 100% grabado, y vamos soltándolo en pildoritas para que tenga más desarrollo. Después del verano ya saldrá el disco completo. No es una decisión que hayamos tomado nosotros, simplemente tenemos que adaptarnos a lo que parece que es más normal.


Tiempos modernos. Se venden pocos discos.

Pues así es. La gente que compramos discos somos una minoría muy minoría. Y porque queremos escucharlo cuando nos apetece y establecer una relación muy estrecha entre tu cantante favorito y tú. Lo de ahora tiene una cosa mala, y es que apenas se venden discos, y una buena, que es que cualquier persona en México o en Alemania puede escuchar tus canciones según salen. Y eso es una maravilla.


Háblanos del disco nuevo.

Estamos muy ilusionados, hemos hecho un disco pensando en nosotros mismos y sin pensar en ningún momento en las listas de éxitos, ni en cifras de ventas. Eso te quita mucha presión. Cuando en los años 80 y 90, que era la época dorada de las ventas de discos -se vendían por cientos de miles-, había muchísimo estrés con elegir un single que pudiera gustar y que lo aceptaran las emisoras de radio y no quedaras fuera de la partida. Eso ya no existe.


De todos modos, y contra lo que piensan muchos, Los Secretos nunca fue un grupo muy vendedor.

No, de hecho nosotros estábamos fuera de esa partida que jugaban unos cuantos, la cúpula de la radiodifusión. Nunca fuimos un grupo objetivo de discográficas, ni producto de una gran campaña de promoción. En ese sentido, nos libramos de esa presión. Hacemos los discos cuando queremos, porque queremos y como queremos. Me consta que si Los Secretos no hubiéramos sacado ningún disco nuevo y nos hubiéramos dedicado a tocar los éxitos, lo hubiéramos podido hacer. Porque son canciones que han soportado bien el paso del tiempo.


Pero, ¡qué aburrimiento!

Yo no podría imaginarme a Los Secretos estancados en cuatro o 12 canciones, que son clásicos ya. Lo divertido es pelearte con tu propio pasado, intentar hacer discos dignos.


No todo fue oro en la Movida.

Nosotros nunca fuimos los más famosos e incluso fuimos expulsados del sistema, echándonos una multinacional a la calle en el año 83. Y en medio de todo el boom de la Movida estábamos sin compañía y nos quedamos viendo pasar toda la oleada de grupos que apenas sabían tocar y pasaron de la nada a tocar en plazas de toros y cobrar un pastón.


Las ausencias fueron un elemento definitivo.

Habíamos bajado una categoría porque habíamos perdido un miembro del grupo [Canito, a quien luego se sumaron Pedro A. Díaz y más tarde Enrique Urquijo]. Todas esas bajadas al infierno obligatorias y sus recuperaciones personales y morales marcadas por la tragedia, nos han llevado a estar siempre un poco alejados de la curva de la felicidad que han tenido otros. Pero a la vez nos acabó haciendo fuertes. Aceptamos nuestro papel secundario, intentamos hacer lo que nos gustaba y eso nos permitió trabajar con total libertad. Creo que el tiempo nos ha dado la razón.

[Fuente: Jam Albarracín para laverdad.es -Enlace original-]

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