Foto: Sergio López |
Ni tanto ni tan calvo. Los años 80 en España no fueron un oasis de libertad sin límites ni tampoco la época actual de twitter es jauja. Esa es una de las conclusiones que Olvido Gara, Alaska, expuso ayer en su encuentro con el público que acogió el auditorio del Niemeyer.
Cerca de un millar de seguidores de todas las edades hacía cola en la entrada del recinto para asistir al acto, que presentó el periodista Chus Neira. Antes, la cantante visitó en compañía de su marido, Mario Vaquerizo, la exposición 'Detalles invisibles' del fotógrafo Pablo Pérez Mínguez. «Pablo tenía la peculiaridad de ser académico, pero también era de pisar mucho la calle, cámara al hombro», señaló ante el retrato que el artista, fallecido en 2012, le hizo el día de su 18 cumpleaños. Tras posar junto a fotografías de Fabio McNamara, Almodóvar o Alejandro Sanz, Alaska aseguró que «faltan muchos amigos, como Carlos (Berlanga) o Tino (Casal), pero ya dice Mario que las personas sólo mueren cuando dejamos de mirar sus fotos y de hablar de ellos», afirmó.
Fue una de las pocas concesiones que la cantante hizo a la nostalgia, puesto que el encuentro, realizado a renglón seguido, resultó mucho más desmitificador que lo que la memoria selectiva suele brindar. Así, Alaska comenzó destacando que «llegué de México con diez años, y fue un cambio brutal aquel Madrid de 1973; era pasar de la televisión en color al blanco y negro del NO-DO». Una metáfora con sentido, puesto que en el Distrito Federal «había ocho canales y aquí, uno». De modo que la cultura pop «allí estaba al alcance de todos; España tenía la suya, pero era una escena 'underground' poco apta para una niña de mi edad».
Así, en la charla desfilaron personajes como David Cassidy, Batman, Bowie o Warhol, referentes que a llegar compartía «con los pocos amigos que formaron el 'cogollín' de la Movida»: Bernardo Bonezzi, Nacho Canut, Carlos Berlanga o 'El Zurdo'. «Éramos los más jóvenes, los raros y nos miraban mal tanto la gente mayor como los 'progres', adujo. De hecho, un programa «sobremitificado» como La Bola de Cristal, que ella presentaba, «tenía un sustrato ideológico algo panfletario que nos daba risa», señaló. La censura, de hecho «regresó en la época de Pilar Miró, cuando nos pedían los guiones». Y hoy «la corrección política es la nueva censura, hay miedo a transgredir, a los escándalos en las redes sociales». Algo que achaca a que «la tecnología como fin es un planteamiento erróneo; es un medio y el uso que se le dé es lo que es bueno o malo».
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[Rafa A. Balbuena. Nuevaola80 Asturias]
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