Tras aparcar, todavía en pleno éxtasis creativo y borrachera de éxito, Duncan Dhu, la carrera en solitario de Mikel Erentxun continuó jalonada por el éxito quasi masivo. Sus primeros discos ('Naufragios', 'El abrazo del erizo', 'Acróbatas' ...) aún con rescoldos del grupo, mamaban con descaro las ubres tanto de la new wave británica (Costello, Nick Lowe ...) como del brit pop (Smiths, Blur ... ) como de los clásicos (Beatles, Kinks, Dylan ...) pero sonaban tan pulcros, tan pop, que inducían a obviar la diferencia entre influencia/copia, la llama del donostiarra se mantenía encendida y aunque la crítica especializada miraba de reojo con cierto recelo, los discos se vendían y la afluencia a sus conciertos era, sino multitudinaria, si que mas que aceptable.
Tras esa etapa, cuyo broche de oro lo puso el directo 'Tres noches en el Victoria Eugenia', Mikel entró en una espiral introspectiva que cambió su forma de hacer música, empezó a componer, a corazón abierto y de forma compulsiva, relevando en la tarea a Jesús María Cormán que había escrito muchas de las canciones de los discos enumerados, excelentes canciones que no eran (y no son) sino escrutinios líricos que corren paralelos a las propias experiencias vitales pero poco consumibles y más si no son escuchados conceptualmente como moléculas independientes de lo que es su discografía general. Desde '24 golpes' pasando por 'Corazones' hasta el reciente 'El último vuelo del hombre bala', todos son una colección bellísima de momentos, odas al pesimismo en ocasiones, de colorido pop en otras y de raíz cantautoril en otras que, mucho me temo, quedarán en el olvido porque no todo el público, su público, ha logrado entender el mensaje (poco) subliminal.
'Círculos' pertenece, precisamente, a su último larga duración (el citado 'El último vuelo del hombre bala') y me parece uno de los momentos más brillantes del disco, una deliciosa canción de letra y ritmo arrebatadores con la lluvia de Donosti como telón de fondo en la que se nota la mano en la producción del inefable Paco Loco al que, dicho sea de paso, debe acudir todo grupo que quiera ser respetado en su iniciativa y, además, sonar bien.
[Redacción Nuevaola80. Aurelio Sánchez]
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