Allá por el 2001, Eric Clapton publicó "One more car, one more rider", grabado en directo en la gira de ese mismo año. En la galleta del disco y a modo caricatura, se ve al viejo Eric, guitarra en ristre, dirigiéndose al auto que supuestamente le va a transportar y a una mujer que con un niño en brazos y una niña de la mano, le dicen adiós. Todos los protagonistas están de espaldas. También se ve un rancho de madera, metáfora evidente que implica la renuncia a la calidez del hogar al menos por un tiempo.
Tan dulce y a la vez sobrecogedora escena, creo que deja bien a las claras el esfuerzo no ya físico sino mental que conllevan las giras cuando los designios físicos de los músicos toman la curva descendente y cuando se intercalan los afectos por entre la dedicación ferviente y continúa que ha hecho que perviva el rocanrol con el paso de los años. Obviamente, lo narrado no es el único factor que nos priva de los directos de los grupos cuando deciden poner punto y final al término "carretera y manta", a veces el gran público se muestra reticente a apoquinar por espectáculos y repertorios iterados hasta la saciedad (no por ello menos atractivos) y prefiere hacerlo por la savia nueva, aunque venga disfrazada con la misma etiqueta que sus mayores.
Recientemente, tres grandes del panorama rockero nacional han anunciado, casi por sorpresa, su retirada de los escenarios, ignoro si por alguna de las causas mencionadas, por hastío o por agotamiento, lo cierto es que, los tres se encontraban en un momento de madurez capaz de seguir llenando recintos y hacer felices a la legión de seguidores para los que, cada uno en su estilo, son tenidos por semidioses.
Ni la reiteración en las letras, ni las rimas desafinadas ni los estribillos imposibles pueden penalizar la excelencia como músico de Rosendo, Rosendo Mercado. Su autenticidad y su cercanía son la continuación del sonido inconfundible de su guitarra, una guitarra que "demonizaba" los extrarradios de las grandes urbes a ritmo de petas y litronas y que servía de elemento definitorio del Madrid más insufrible. Rosendo es el prototipo de colega que, desde su Carabanchel, exportó el término por todo el país, un país que rechazaba las poses forzadas y que devoraba con fruición la naturalidad y la elocuencia que, melena al viento, transmitía su rocanrol urbanita. Al igual que alguna de sus canciones en solitario, el (breve) legado de Leño forma parte por derecho propio de la banda sonora de nuestro país, su influencia es las generaciones ulteriores es innegable, sus discos todavía se venden y, aún en estos días, Rosendo y su banda actual son capaces de transmitir en sus (impecables) conciertos emociones rocanroleras que, incluso los detractores, van a añorar.
Cuentan las leyendas que cuando en el año 2010 se reunió la formación inicial de Barón Rojo (los hermanos De Castro, Sherpa y Hermes Calabria) para una serie de conciertos, terminaron la gira sin dirigirse la palabra (sic). De ser así, no sería la única desavenencia, transmutada a divergencia continúa, que privó al mundo del heavy de una de las mejores bandas del género de todos los tiempos. Eran excelentes músicos todos, las letras definían mejor que nadie la lucha contra los abusos del poder, la reivindicación proletaria, el sentido común de la ecología, la gratitud hacía sus acólitos ... en directo eran un cañonazo, traspasaron nuestras fronteras, no logrando desmerecer ante grandes del género como Scorpions o Judas Priest ... tenían mimbres de sobra para conseguirlo todo y, como decía, las luchas internas fueron incapaces de anteponerse a la responsabilidad generada por su propia calidad. Una vez que Sherpa y Hermes abandonaron el barco, el grupo fue un continuo ir y venir de músicos reclutados por los De Castro, pero ya nada sería igual, tanto los discos publicados con posterioridad como los conciertos tuvieron un (discreto) atractivo decreciente, muy alejados de la brillantez de "Larga vida al rock and roll", "Metalmorfosis" y "Volumen Brutal", la trilogía magna que se encuentra entre los mejores discos españoles de la historia. Hubiera sido más que ilusionante una nueva reunión de los miembros originales para el 40 aniversario de su formación pero, a juzgar por los categóricos comentarios de las dos facciones del grupo, parece imposible ... Ellos (y nosotros) nos lo perdemos.
A cada caída en desgracia, por todos son conocidas las pérdidas de Antonio y Pepe Risi, dos miembros fundamentales no de complemento, del grupo, Johnny Burning, alías de Johnny Cifuentes, ha respondido con lo que mejor sabe hacer y por lo que no es aventurado decir que fue concebido: rock and roll. Tampoco han importado mucho los desbarajustes que las discográficas les han originado, Burning lleva tocando sin parar 40 años, sobreponiéndose a todo y a todos, corroborando como pocos tanto los excesos y el abecé que lleva adscrito "la música del demonio". Lo suyo es un prodigio de rock macarra y suburbial, de marginalidad, de softcore sexual, de glamour de barrio, de amores al filo de la navaja, de la oscuridad que esconden las cazadoras de cuero y las gafas negras ... con una capacidad innata para provocar y con la poca vergüenza de meter en la batidora a sus queridos Rolling Stones con los New York Dolls, los Ramones y Chuck Berry, saliendo indemnes. Para muchos, el mejor grupo de rock en castellano de la historia, a pesar de la irregular distribución que de manera crónica han tenido sus grabaciones, alguna de las cuales ("Madrid", "El fin de la década", "Bulevar" y "Noches de rock and roll" fundamentalmente), figuran con letras de oro en la historia de la música española pero quizá sea el directo el que, como decía, demuestre todo el potencial de banda, en eso también Johnny ha sido un maestro al rodearse de excelentes acompañantes.
Resulta evidente que tanto Rosendo, como Barón Rojo como Burning, seguirán ligados al mundo del rock y por extensión a la música, harán discos de estudio en algún caso, subirán puntualmente a echarle un capote a los amigos y serán pasto de homenaje incluso por los próceres que los han ignorado, pero nos quedamos en parte huérfanos de la magia de sus directos, será sumamente raro hojear las guías de ocio y no contemplar la opción de verlos de nuevo y las ciudades estarán más desnudas sin los carteles que anuncian que el rock and roll llega a tu ciudad.
Nota: Rosendo se retiró en 2018, Burning se encuentran en plena gira de despedida durante este 2019 y Barón Rojo han anunciado su retirada durante el transcurso del año 2020.
[Redacción Nuevaola80. Aurelio Sánchez]
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