El pasado 11 de abril falleció Juan Santamaría, nacido en 1949, el disc jockey valenciano que cambió la historia de las discotecas valencianas y españolas al abrir la puerta a los sonidos bailables contemporáneos más de vanguardia. Lo hizo antes que nadie al inspirar la música de baile conocida como bacalao. Es decir, el compendio entre rock, pop, sonidos siniestros y música electrónica primigenia que arrasó Valencia de manera masiva en los 80, haciéndolo luego con España. Con ello, transformó el concepto de discoteca alejando las pistas de baile de la obligatoriedad de lo chabacano, que era lo usual. Nada que ver, por tanto, con lo que se conocería más tarde como mákina, que era una derivación reduccionista y estridente de lo que esto significó.
Ciertamente, la palabra bacalao como referencia a la música que se pinchaba en discotecas legendarias (Barraca, Chocolate, Spook Factory, etc) nació en Zic-Zac, una tienda de discos en la que Santamaría estaba al frente. No había manera técnica de referir el sonido de importación de músicos ingleses y belgas extrañísimos que se servía en la tienda, y esa acepción (bacalao era una muletilla para referirse al ambiente de la noche) se aplicó a la manera de pinchar de los djs valencianos. O sea, a la combinación de grupos como Cabaret Voltaire, The Cars. B-Movie, The Cult, Ramones, Simple Minds, The Damned, New Order, Kraftwerk, The Residents, pero pinchado con el alma. En tiempos anteriores a Juan Santamaría, cabe decir, los djs eran camareros que ponían discos, o recoge-vasos que pinchaban un rato. Él planteó algo diferente: la música como cambio mental en un espacio de ocio.
Juan había conocido Ibiza y Londres, y llevó lo mejor de lo que vio allí a Oggi, en Valencia, y también a Metrópolis y Distrito 10. Después pasó por Barraca y Chocolate, en Les Palmeretes, Sueca. Santamaría admiraba a John Peel, un dj inglés (también ya fallecido) que destacaba en su faceta radiofónica pinchando todo aquello que nadie se atrevía de modo ecléctico. Santamaría hizo eso mismo, pero no en la brumosa Inglaterra, sino en la cálida Valencia de los 80. Honesto y humilde, se apartó de las cabinas cuando formó parte de dos tiendas de discos clave, Zic-Zac y Radical, para concentrarse en facilitar música inalcanzable a aquellos djs que querían continuar lo que él había iniciado. Santamaría también se dedicó a promover conciertos y a producir música. Estableció la primera remezcla de música de baile hecha a un grupo español, centrada en el tema 'Semilla Negra' de Radio Futura. No obstante, por encima de cualquier logro, Santamaría destacó por una humanidad profunda y generosa compartiendo, con mucha modestia, cómo, sin pretenderlo, ayudó a forjar la leyenda de una Valencia que estuvo a la vanguardia de la música de baile durante una década, y que hoy se estudia y se revisa.
[Fuente: Joan Oleaque para lavanguardia.com -Enlace original-]
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