Pistones, cuentas pendientes

Descuelgas el teléfono y te dicen una mañana que, 22 años después, vuelve uno de tus grupos favoritos. Cuelgas, dudas y te conectas a internet buscando una verificación de la noticia. Descubres una breve referencia, tres líneas mal contadas y un cartel de la sala Amor Brujo, anunciando su concierto y piensas si es esto todo lo que se merece un grupo como ellos. Insultante.

Nadie sabe, o por lo menos yo no he logrado saber con qué formación reaparecerá, nos ponemos en contacto con Ambite su antiguo bajista (y posterior guitarra) y él mismo nos comunica que nadie ha hablado con él y que se ha enterado de la noticia por su amigo Ariel Rot.

Por sus palabras, no parece estar muy contento con la decisión de no haber sido informado previamente. Pide que, por favor, lo hagamos constar en este artículo, y así lo hacemos.

Conocidos hasta la saciedad por su tema El Pistolero, el que solo los conozca por dicha canción, no ha raspado ni la superficie de la banda de Ricardo Chirinos. De hecho, el tema anteriormente señalado no describe el sonido de una de las bandas más desafortunadas de nuestro país. A lo largo de su carrera nunca llegaron a tiempo, cuando sacaron su segundo Lp, ya era tarde para ellos, cuando regresaron en el año 1992 demasiado temprano.

Pero sus discos particularmente para mí, son obras maestras, el que no me crea, que coja su primer larga duración y que escuche canciones como Metadona, Persecución, Fórmula, El último soldado, Galaxia, Flores condenadas o Lo que quieras oír (una de las canciones más bellas que sin duda alguna he escuchado), y descubrirá a lo que me refiero.
Su segundo disco a mi modo de ver, quizá sea el más flojo de su discografía. El parón de tres años por el cumplimiento del servicio militar de su cantante y principal compositor, hizo que el disco no estuviera a la altura del primero, pero aun así contaba con grandes canciones, como Que el sol te dé, En una racha de viento, ¿Quién te ha dicho que tendrás otra ocasión? o La ley de la prisión.

Tras el parón y el desencanto con Ariola, Paco Martín los contrata para Twins, donde sacan un mini-Lp glorioso (en crítica, que no en ventas). Amiga Lola, Cien veces no, Del color del hollín y Maldito el día, figuran para mi entre sus mejores canciones, pero estamos a finales de los 80 y su propuesta parece llegar tarde. Se dan por vencidos y echan el cierre.

Y de repente en el año 1992, Chirinos y Ambite vuelven a reunir a la banda para en forma de regalo grabar un nuevo disco, con canciones tan buenas como La escapada, La banda rival, Querida ciudad o Vivo para caminar. Este último disco es editado por Sony y la banda no logra la repercusión merecida.

Tras un directo grabado que no ve la luz y unos discos olvidados por la crítica, que no por sus seguidores, llega un largo silencio.

Dos décadas después, han vuelto, agotando las entradas en su concierto de regreso. La música de este país tiene una gran deuda con Ricardo Chirinos y su banda, espero que esta vez las cuentas, por fin queden saldadas.

Pd.- Para Ricardo Chirinos, por seguir manteniendo el sueño de miles de los seguidores entre los cuales me encuentro y sobre todo a J.M., mi hermano, por descubrirme el maravilloso sonido de los Pistones.

[Redacción Nuevaola80. Antonio Rey]