“Acepto este premio como homenaje a todos los artistas que no lo recibieron”, estas han sido las primeras palabras de Ángel Bados tras recibir el Premio Nacional de Artes Plásticas 2018. Esquivo en general con los premios (ha rehuido del Gure Artea), asume este galardón por todos sus compañeros. A pesar de que en los últimos años ha desaparecido de la escena público, lo cierto es que Bados continúa trabajando y ya es considerado como una de las figuras más importantes del grupo de escultores de la década de los 80 conocida como “la nueva escultura vasca”. Este año, el jurado ha estado presidido por Román Fernández-Baca con Begoña Torres como vicepresidenta; y compuesto por: Estrella de Diego, Blanca de la Torre, Javier Montes, Ferrán Barenblit, Karin Ohlenschläger, Ángel Calvo Ulloa y Ángela de la Cruz, ganadora de la pasada edición.
En su elección, el jurado ha otorgado el premio “por su trayectoria coherente, sostenida y de excelente calidad en el campo de la escultura, donde se pone de manifiesto una extraordinaria capacidad de conjugar tradición e innovaciones. En reconocimiento a su actividad como referente y aglutinador de un contexto artístico que es fundamental para entender las dinámicas de cambio y desarrollo de las últimas décadas”. Además de por sus relevantes aportaciones a la teoría y a la enseñanza artística, ya que además de escultor es docente en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao. Aunque ha estado rehuyendo del reconocimiento público, son dos las galerías que lo representan actualmente: Moisés Pérez de Albéniz (Madrid), donde expuso por última vez en 2013 y que ya prepara para la siguiente temporada una muestra; y Carreras Múgica (Bilbao). No obstante, su obra está presente en colecciones como las del Centro Doc. Arte Fundación Tous de Pedro en Barcelona, Fundación Caixa de Pensiones de Barcelona, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, Fundación Juan March de Madrid, Museo de Bellas Artes de Navarra (Pamplona), Museo de Bellas Artes de Álava en Vitoria, Fundación ARCO y Museo de Bellas Artes de Bilbao, entre otras.
Bados ha destacado como figura esencial para distintas generaciones de artistas, sobre todo cuando junto a Txomin Badiola estuvo impartiendo los cursos Arteleku, que potenciaron la obra de artistas vascos como Itziar Okariz, Jon Mikel Euba, Ana Laura Aláez o Sergio Prego. Influenciado por Jorge Oteiza y Joseph Beuys, Bados considera el arte como una cuestión de fe, algo trascendente y útil, que permite viajar a través del tiempo y del espacio sin abandonar el presente. Un viaje que ahora le ha llevado hasta este reconocimiento.
[Fuente: exit-express.com]
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