Desde el fantástico blog 'Yo tuve la suerte de vivir en Zaragoza en los 80', rescatamos este artículo que da buena cuenta de lo que fue una de las zonas más emblemáticas de la ciudad en aquellos lejanos tiempos, y que era conocida como "Doctor Cerrada". No dejen de visitar el artículo original (enlace al final) en el que los seguidores de este rincón de la red comentan y añaden otros lugares de la zona que, sin duda, complementan el buen trabajo iniciado.
"Doctor Cerrada, fue una de las zonas más prolíficas en la década de los 80. La memoria falla, pero posiblemente los primeros pub’s de la zona fueron Thennessi Cassino, Pago Pago, Chacaito, Plátano Balú, la discoteca Roller’s y un poco más tarde Fuentes de Manao. Como bares normales estaban El Pájaro Azul, que todavía sigue, y el Volante Aragonés, el Natiuska y el Combi Express, que surtían a la zona de bocatas y platos combinados.
Tennessy Cassino. Tenía una larga barra a la izquierda, con tres alturas y estanterías blancas; realmente no sabemos si las tres alturas eran por exigencias del local o porque en esa época estaba de moda.
Pago Pago, con ambiente polinesio y una oferta de zumos y cócteles que deleitaban a sus clientes. Recuerdo con cariño uno de ellos, que de la copa salía humo cual volcán a punto de entrar en erupción y que servía para impresionar a la chavala que te acompañaba.
El Chacaito, que actualmente es La Isla, a la entrada te encontrabas con un árbol que ocupaba todo el bar, aunque lo mejor de este local era el reservado, situado en el sótano del local, era el lugar donde las parejas daban rienda suelta a sus más bajos instintos. El camarero tenía que bajar con una linterna para servir las copas.
Al hilo de esto, en otro local situado junto al Don Papagayo de la calle Royo estaba el Cancela. Otro lugar similar que contaba con un reservado, en esta ocasión era el altillo del local y se debía encontrar el asiento a tientas.
Uno de los lugares míticos a principio de la década era la discoteca Roller’s, situada en la calle Ricla, con su mini pista de patinaje; en este local sonaba mucho la música New Romántic y actuaciones interesantes; recuerdo ver a Bronski Beat, que más tarde fueron los Communards, y el estado en el que se quedó Jimmy Somerville tras una intensa y larga noche “zaragozana”. Muy divertido.
Fuentes de Manao con una decoración “selvática”, una barra llena de fuentes con agua corriendo por todas partes, capitaneada por Alberto Aragó “Pitu”, y una música muy cuidada por José Luís Torres “Divi”; todo esto configuraba un pub espectacular para la época y referente de la zona durante varios años. A finales de los 80 se convirtió en el Jokers.
Omapile fue toda una revolución en diseño de locales y ambiente en Zaragoza. Situado en un semisótano de un edificio al que se accedía por una gran escalera trasladándote a una cueva “ibicenca”. En este local esquina de Dr. Cerrada y Fita, se escuchaba una música espectacular, lo que le hacía tener una fiel parroquia de seguidores. Recuerdo la curiosa cabina del Oma (diminutivo que usábamos), posicionada de forma poco habitual para la época.
El Grifo, un pequeño garito al lado del eterno Menphis (con su extraña barra de asientos individuales anclados al suelo), era lo más parecido al camarote de los Hermanos Marx. Situado al final de la calle (para mi pandilla era al principio ya que llegábamos desde Avda. Goya), era donde mis colegas y yo mismo iniciábamos el asalto a la zona de Dr. Cerrada hasta recorrer todos y cada uno de nuestros “templos” de la época . Recuerdo perfectamente como sonaba una y otra vez uno de los míticos discos de Radio Futura, aunque tengo que reconocer que el grupo que más me cautivó en toda esta década fueron los gallegos Golpes Bajos. El Grifo era un bar con una decoración extraña y con una superficie de 35m. (como mucho). Tenía una barra tipo hamburguesería alemana con un grifo imposible que adornaba el local y que atraía a mucho personal de la zona solo para saber como bajaba el agua sin estar conectado a ninguna tubería… el resto del bar era gente…
Studio 54, situado en la calle Fita, con la barra a la derecha y la cabina en el centro, un bar tranquilo y en el que hizo sus primeros pinitos como pinchadiscos Ramón. En la misma calle se encontraban Sacos, Leos, Boliche (que abrieron a la vez y estaban los tres contiguos), Torris, Stradivarius y más tarde El Muelle (antes Torris).
La discoteca Punto Cero era la referencia final, donde se desembocaba después de recorrer todos los garitos de la zona. Situada en el número 14 y al lado del restaurante Bahía, se convertiría posteriormente en Cioe (duró un año) y finalmente en DC-14. Actualmente en ese mismo local en el que tanto hemos vivido hay una gran superficie de alimentación.
Uno de los bares de esta zona que marcó un antes y un después fue Complizze. Tenía una decoración vanguardista y diferente a todo lo que se había visto en la época. Era un lugar relativamente pequeño y también con muy buena música. A su lado estaba Network, un gran local de ambiente animado con muy buena música (como casi todos los de la zona) y con una particularidad que a todos nos sorprendió cuando lo inauguraron, sus baños. Los urinarios estaban montados con paredes de cristal y en la zona de chicos había que estar frente al público asistente sin ser visto (nunca llegué a entender como lo hacían pero si podíamos, evitábamos ir al baño en el Network).
En este recorrido por Doctor Cerrada no podemos olvidarnos del Times, situado junto al Fuentes de Manao y del Casablanca (en la acera de enfrente) donde Pedro nos ponía las mejores tapas y cervezas en copa fría de la época. Cerca de estos, como no podía ser de otra forma ya que detrás de un local de copas iba otro seguido, estaba el Tiriti Fardari, un bar no muy grande a mitad de calle y al que la verdad no iba mucho aunque también tenía un gran ambiente.
Pero no todos los garitos estaban diseñados con las últimas tendencias de la época. En este punto, quiero recordar dos que actualmente siguen funcionando como en los ochenta. El Volante Aragonés (actualmente remodelado) en que nos comíamos los mejores bocadillos de la noche y el Bar Antonio, en la calle Dato. Un bar de toda la vida, con sus tapas, sus cañas, raciones, bocadillos, sus menús baratos. Era y es, un sitio de café y guiñote, era uno de los puntos de inicio de las tardes de sábado donde conforme pasaba el tiempo te ibas “arreglando” a base de quintos de Ambar y tercios de Voll Damm; de estas últimas, recuerdo que con tres tercios estabas listo para comenzar el recorrido por los lugares de interés de la zona. Hablando de bocadillos no puedo dejar de nombrar el Comby Express donde Gregorio nos preparaba los mejores sándwiches que he probado nunca.
No me olvido del Reloj, otro de los bares míticos donde confluía mucha gente y que actualmente también sigue abierto y con la misma decoración o muy similar. Eran muchos más, pero la memoria no llega a alcanzar todos, ya lo siento."
[Fuente: yotuvelasuerte.com -Enlace original-]
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