18 dic 2008

La música en directo está en peligro

La asociación La Noche en Vivo, que agrupa a representantes de 45 salas y promueve miles de conciertos cada año, pide a Ruiz-Gallardón que los reciba con esta carta:

18/12/2008

"Querido alcalde:

Aunque, muy a pesar nuestro, no hemos podido todavía conocerte en persona, suponemos que estás al tanto de nuestra febril existencia e intensa actividad. En cualquier caso te informamos de que la asociación La Noche en Vivo representa a 45 salas de música en vivo de la Comunidad de Madrid, la mayoría ubicadas en la capital. Son también 45 proyectos culturales para Madrid, tres de ellos actualmente en suspenso por precintos ejecutados en estos dos últimos meses (Bogui Jazz, La Riviera y Colonial Norte).

Son 10.000 conciertos anuales, disfrutados por más de un millón de personas, que sustentan la programación de músicas actuales de la ciudad en pequeños y medianos espacios, basada esencialmente en propuestas de artistas emergentes y músicas no comercializadas. Finalmente, son más de 25 proyectos institucionales en estos últimos años, como el Festival de Jazz de Madrid, en colaboración con el Área de Las Artes del Ayuntamiento, que se clausuró hace dos semanas con un espléndido concierto de Kenny Garret en la Sala Clamores, o como el Ciclo Alternativas en Concierto, con la Comunidad de Madrid, AIE

[Asociación de Artistas, Intérpretes y Ejectutantes] y AGEDI

[Asociación de Gestión de Derechos Intelectuales], que se desarrolla estos días en nuestras salas y acoge a ilustres artistas que nacieron en nuestros espacios, como Pereza, Amaral, Bebe, Pedro Guerra, Javier Krahe o Conchita.

Creemos que nuestras credenciales están perfectamente avaladas. Detrás de ellas se agrupan unos empresarios culturales y equipo humanos vocacionales, muchos de ellos con una dilatadísima experiencia, unidos por un código ético, y que han dedicado toda su vida profesional a consolidar su proyecto y prolongarlo en el tiempo contra viento y marea. Hemos conocido la crudeza, el desamparo y la incomprensión de administraciones pasadas, que provocaron la extinción de múltiples y solventes proyectos de música para la capital, lo que nos llevó a agruparnos en torno a La Noche en Vivo y a denunciar públicamente en mayo del 2004 que la música en vivo estaba en peligro en Madrid ante el nulo reconocimiento cultural de nuestra actividad y la falta de regularización de nuestras licencias urbanísticas.

Ante este grito de denuncia, la reacción de los responsables de Cultura del Ayuntamiento de Madrid y de la oposición fue rápida y positiva. Empezamos una colaboración fluida y respetuosa, y de trato exquisito, con el Área de las Artes, que se ha traducido en una integración de nuestra programación en múltiples proyectos culturales en común y en el fomento de líneas de ayudas. Sin embargo, en todo este periodo la situación urbanística de nuestros espacios ha seguido sin regularse, manteniéndose a duras penas a base de parches, cuando no se puede decir precisamente que no hubiese herramientas para paliar esto. En la normativa de Medio Ambiente que confeccionó su equipo en 2004, y con la unanimidad de todas las formaciones políticas, se aprobó una disposición transitoria que preveía la creación de una ordenanza específica para los locales de música en vivo que formasen parte del patrimonio cultural de la ciudad. A pesar de nuestras múltiples solicitudes para activar esta ordenanza, su desarrollo sigue en dique seco, con el agravante de que posiblemente varios de los locales actualmente precintados, o con la amenaza sobre ellos, podrían estar perfectamente regularizados si el Ayuntamiento hubiese cumplido sus obligaciones.

Los locales de música en vivo seguimos sin ser formalmente considerados como equipamientos culturales, no hay ningún criterio cultural a la hora de darnos una licencia ni de hacer un seguimiento de ésta. Se nos aplican imposiciones anacrónicas que no permiten al público bailar durante una actuación, ni el acceso de los menores a ver un concierto en nuestros espacios, o absurdas incompatibilidades como combinar nuestra actividad con la de restauración u otras. Se imposibilita la regularización de espacios decanos con su inclusión en la política de zonas saturadas del centro de la capital o con la aplicación de aislamientos acústicos sobredimensionados para el tipo de música que programa el local. Un trágico y reciente suceso en la noche madrileña ha vuelto a poner de manifiesto la fragilidad legal de nuestros locales, donde nos sentimos utilizados como fácil moneda de cambio.

Si el presente es oscuro para la música en vivo en Madrid, el futuro es negro. El precinto de la Sala Riviera ha colapsado la vida cultural de una ciudad con un déficit manifiesto de espacios de tamaño medio-grande para la programación de música en vivo, impropio de una capital que aspira a ser sede olímpica. Este déficit es consecuencia no sólo de una política de nula incentivación de su Ayuntamiento hacia nuevos proyectos culturales alrededor de las músicas actuales, sino de una auténtica diabolización de la música en vivo por parte de muchos de los responsables municipales en la concesión de licencias que ven a un nuevo espacio como posible generador de conflictos, en vez de un proyecto serio y responsable para el bien de la ciudad. Madrid se merece tener unos espacios de música en vivo reconocidos, incentivados y protegidos para sus ciudadanos y visitantes.

Querido alcalde, antes de convertirnos en locales condenados a la extinción, le rogamos nos reciba y escuche nuestro mensaje: desarrollen por favor esa ordenanza para locales patrimonio cultural de la ciudad, siéntense con la Comunidad y actualicen el catálogo de espectáculos públicos con una categoría específica para nuestros espacios, pongan en marcha juntos y con el respaldo del Ministerio de Cultura consorcios para rehabilitación y fomento de los locales de música en vivo.

Querido alcalde, agilice la pronta reapertura de los espacios precintados y mentalice a sus responsables municipales que la música en vivo es buena para la salud de Madrid".

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