Los poetas, es decir, aquellos que siente poéticamente, no necesitan precisiones técnicas ni estructuras rígidas para extraer poesía indpendientemente del objeto que tenga delante. Las letras que Antonio Vega puso en sus canciones son poesía de alto calibre, la fuerza de sus versos, la originalidad de sus figuas inimitables, y su proyección literaria, universal. A Antonio Vega siempre le acompañará la singularidad del autodidacta, peor Jacques Brel, Bob Dyln, Leonard Cohen, Rimbaud y Apollinaire, serán sus compañeros de viaje en enciclopedias futuras. Sulegado es enorme.
La editorial Demipage publica 'Antonio Vega. ¿Y si pongo una palabra?', un recorrido por la letras del maestro, prologado por Benjamín Prado. En el libro se han tratado las siguientes composiciones del desaparecido creador madrileño: 'El circo', 'Ants de que salga el sol', 'La chica de ayer', 'Brillo perdido', 'Enganchado a una señal de bus', 'Luz de cruce', 'No puedo mirar', 'Una décima de segundo', 'Escala real', 'Sentado al borde de tí', 'Lucha de gigantes', 'Desordenada habitación', 'Esperando nada', 'Tesoros', 'Háblame a los ojos', 'La última montaña', 'Mis dos amigos', 'Océano de sol', 'Palabras', 'Cierto como imaginar', 'Hablando de ellos', 'El sitio de mi recreo', 'La hora del crepúsculo', 'Ángel caído', 'Agua de rio', 'Seda y hierro' y 'Pueblos blancos'.
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