En la vida, a la larga, lo importante son las “Compañías”: las buenas, las malas y las regulares. En la vida, a la larga, lo que te define son las personas, las cosas, los paisajes, las actividades, las pasiones que te acompañan; y, tras todo este tiempo, el balance es que, prácticamente, siempre me he sentido en buena compañía.
Aunque el inicio de este disco tenga como fecha oficial el año 2008, oyéndolo creo que su gestación se remonta a 1966 y pasa por diferentes momentos; como cuando, con catorce años descubrí a The Clash, cuando formé parte de mi primera banda de rock and roll junto a Diego Vasallo, o cuando Mikel Erentxun nos invitó a formar parte de las aventuras de ese jefe de clan escocés llamado Duncan Dhu.
Pasa también por Emirra y otra compañía permanente, la de Emilio Facal a la guitarra, o por músicos y amigos como Alex Zulaika. Su elaboración transcurre por el paisaje de las ciudades que he recorrido y vivido, por las lecturas que he leído, la música que he escuchado, las experiencias que he tenido y, sobre todo, por las personas que he conocido, aprecio y quiero.
Éstas últimas están presentes a lo largo y ancho de este disco, basta mirar los créditos de los que han intervenido, bien en la parte artística como en la ejecutiva, o en las letras de “Tu Voz” o “Tu Risa es un Vendaval” para darse cuenta de ello.
También está presente lo aprendido en este tiempo.
Lo andado y lo desandado aparecen citados, directa o indirectamente, en las líneas de las letras del resto de canciones.
La aceptación de la debilidad propia o ajena en “No me puedes negar”, el temor que conlleva ver crecer, repitiendo errores que ya conocemos, a esa generación compuesta por nuestros propios hijos o sobrinos en “Rimel en el portal”, o ese “Brindis al Sol”, que, a forma de balance, desde que hace ya mucho años subiéramos a un acantilado soñando estar en Escocia, sólo podía cantar con ese viejo amigo que es Diego.
También hay sitio para esos momentos en los que nos sentimos como un niño al que asustan las montañas (“Como una espada”), nos quedamos sólo vestidos por los besos de quien amamos (“Trae unas cuantas Flores”), necesitamos que nos hagan creer que tenemos todas las respuestas (“Hazme creer”), o queremos homenajear a quienes sentimos como amigos, pero nunca hemos llegado a conocer (la versión del “Waiting for The sirens´call” de New Order).
Pero sobre todo, está presente una máxima que me ha acompañado siempre: lo mejor es Hoy y está por escribir; porque “a nos ser que seas un gato y tengas seis vidas de más bajo el brazo” (“A no ser”) es mejor no especular con los sueños si no quieres acabar por no hacer realidad ninguno de ellos.
Por último, junto a la letra, los otros dos elementos fundamentales para, en mi opinión, construir una canción: la melodía y el ritmo. No es casualidad que, desde el primer golpe de bombo hasta el último de los “loops” programados, haya pretendido aportar alegría a unas melodías y letras compuestas por y para aquellos que hace mucho que renunciamos a vivir en la isla de “Nuncajamás”.
[Juanra Vilés]
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