Hay casi unanimidad en los próceres de eso del periodismo musical en sentenciar que "las canciones de Radio Futura han envejecido mal". Algunos, incluso han osado en señalar "lo mal que sonaba el grupo en directo". Estas veladas acusaciones tendrían una base de justificación, en cuanto a lo primero, si nos ceñimos exclusivamente al primigenio "Música moderna", un álbum de indudable éxito pero con marcado por marcado espíritu lúdico, simple y naif (el que primaba en la época) un tanto alejado de las sensaciones más trascendentalmente elaboradas que empezaron a proliferar en el pop español desde mediados de los 80 hasta nuestros días. Aún así, huelga decir que, aunque oído en la actualidad puede sonar un tanto demodé, es un magnífico (quizá el mayor) exponente de la Movida y que contiene sobre todo dos canciones ("Enamorado de la moda juvenil" y "Divina") que son auténticos himnos en la música española y de las que sobra cualquier comentario. También, es probable que los proyectos de Santiago Auserón tras la disolución del grupo (Juan Perro, Las malas lenguas ...), al ofrecer una línea un tanto continuista a la última etapa del grupo, haya servido de tapón a la hora de recurrir a la audición de los álbumes de éste dando figuradamente la sensación de ranciedad.
En cuanto a lo segundo, retomamos el mismo punto de inflexión de la historia: es cierto que, a pesar de los sintetizadores y las cajas de ritmos del histriónico Herminio Molero, no terminaban de sonar adecuadamente, doy fe porque es la impresión que saqué en un concierto que les vi en el Rock-Ola en aquella época, pero una vez que el grupo, tras la salida del mismo de Javier Furia y el propio Herminio, se redujo a cuarteto, también doy fé de que sonaban de manera brillante y compacta y es que, además del indudable liderazgo de Santiago Auserón, la solvencia de su hermano en el bajo, la del malogrado Enrique Sierra en la guitarra principal y la de Solrac en los timbales es irrefutable, Radio Futura era un grupo y sonaba de maravilla como tal.
Antes de la publicación de éste "La canción de Juan Perro", Radio Futura ya estaba en el punto álgido de su carrera, la crítica los veneraba hasta el punto del éxtasis, despachaban discos a tutiplén de sus dos entregas anteriores ("La ley del mar/"La ley del desierto"; "De un país en llamas") incluso de los maxis con versiones extendidas incluídas en los lp´s y sus conciertos alcanzaban el listón de mayoritarios, el grupo era todo un fenómeno de masas al que solo Mecano hacía frente en el panorama nacional.
Pero Santiago Auserón, en lo personal docto e ilustrado dónde los haya, y más concretamente su inquieta mente obsesionada con la investigación seminal en la raíz pivotante de los sonidos originales, captó la encrucijada en la que se encontraba el grupo y tuvo que, entre la dualidad que se le presentaba, elegir entre el bien (evolución) y el mal (estancamiento) ... huelga decir lo que decidió, aunque el bien supusiera una vuelta a los orígenes, desproveyendo en la medida de lo posible los artificios y efectos técnicos a las canciones, impregnando a éstas de ritmos que miraran más hacia lo latino que a lo anglosajón y asumiendo el riesgo de hacer el camino opuesto a los senderos de sus discos anteriores.
Si bien se mantuvo al productor, Jo Dworniak, (cambiarlo hubiese sido demasiado arriesgado), se introdujeron varios y significativos cambios: se prescindió del batería original (Solrac), entrando en su lugar otro virtuoso de las baquetas, el inefable Carlos Torero y se introdujeron en el grupo un teclista (Pedro Navarrete), un percusionista cubano (Daniel Ponce) y hasta una sección de vientos (Uptown Horns) y, quizá lo más importante, se cambió para la grabación Londres por Nueva York en un intento (imagino) de concatenar la cercanía cultural y física latinoamericana con lo que se pretendía conceptuar en el disco. Visto lo visto, las decisiones no pudieron ser más acertadas.
El resultado es un sorprendente mosaico multicolor de sonidos latino-caribeños en los que caben la rumba, el funk,el pop, el reggae, el rock y hasta el rap, todo ello adornado por unas letras elegantes y exquisitas, de inspiración literaria en algún caso, en las que no falta el gusto del mayor de los Auserón por los tópicos y las frases hechas recogidas en la cultura popular y que encajan a la perfección en la horma del zapato sonoro.
No hay paja en ninguna de las 10 canciones, todas de sobra conocidas, que lo componen, aunque ciertamente dado el interés de la compañía en promocionar el disco sin renunciar al estilo pegadizo requerido para entar en las radiofórmulas, unas han gozado de mayor popularidad que otras pero el álbum raya la perfección en "A cara o cruz", "37 grados", "La mala hora", "El canto del gallo" o "Luna de Agosto". Mención aparte merecen dos de las mejores canciones en la historia del grupo: la extraordinaria "Annabel Lee" inspirada en un poema de Edgar Allan Poe y de la que se publicó un estupendo videoclip, y "La negra flor", un excepcional paseo amoroso por las Ramblas de Barcelona que se vería ampliado con la edición en un maxi single de "Paseo con la negra flor" que añadía un rap de cariz jamaicano, pero, como decía, nada sobra en el disco más completo y estimulante de Radio Futura.
La edición fué todo un acontecimiento y fue tal el éxito que el álbum está considerado el punto de partida de lo que después se ha denominado (volvemos a las dichosas etiquetas) "rock latino", de innumerables imitadores, algunos incluso con cierto prestigio (Juanes, Jarabe de palo ...) pero ninguno de ellos se ha acercado tan siquiera a los niveles de originalidad, emotividad y calidad de un disco fundamental en la historia de la música pop española.
[Redacción Nuevaola80. Aurelio Sánchez]
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