15 abr 2025

Rockuerdo Nuevaola80: 27 de diciembre de 1981. Crónica de un concierto debut

El concierto debut de Siniestro Total fue el 27 de diciembre de 1981 en el cine-teatro del colegio Salesianos de Vigo, recordamos aquel histórico momento.

Durante el otoño de 1981, Bibiano Morón, cantautor y promotor musical, comienza a dar forma a los trámites de la organización de un festival musical en Vigo para la época navideña al amparo del Sindicato Gallego de la Música con el patrocinio de Radio Popular y la colaboración de la Comisión Cultural del Ayuntamiento de Vigo, a cuyo frente estaba el pintor Paco Santomé, quien pasaría a la historia contemporánea de Vigo por ser el ‘concejal de la Movida’. A él se le debe, entre otras muchas diligencias, la nomenclatura de las actuales avenidas de Castelao y Martínez Garrido, de la calle Rosalía Castro o de las llamadas calles de los pintores, en la zona de la Plaza de la Independencia de Vigo.

En la organización del evento, Bibiano Morón contaba con la ayuda de Guardiola, “un cantante de verbena de Cabral de la familia del bar El Músico, al lado del cuartel de Barreiro”, tal y como recuerda Antón Reixa. “Y por el medio andaba yo”, aclara. El evento de Bibiano Morón habría de celebrarse en el cine-teatro del colegio Salesianos, en el número 4 de la calle Venezuela, única sala en el Vigo de la época que, por su aforo, podía acoger el festival. Se trataba de una sala de última generación, reformada en 1978 a cuyo frente estaba el sacristán consagrado Salvador Penín. Antón Reixa no se corta e invita al festival a su grupo de amigos, quienes por aquel entonces, recordemos, se hacían llamar Mari Cruz Soriano y los que afinan su piano, que parecía ser una denominación más, algo provisional. Sería aquella de Bibiano la respuesta viguesa a la fortísima propuesta musical de la eterna rival, A Coruña, quien había programado la actuación de Ramones para el 13 de noviembre teloneados por un por aquel entonces grupo novel ourensano de nombre Los Suaves.

Reixa se lo diría a Miguel Costas, quien llama a Julián Hernández al colegio mayor en Madrid para contárselo, pero este le responde que va a ser imposible. Los roles instrumentales de los tres -Costas, Hernández y Torrado-, aún no están completamente definidos, ninguno de los tres quiere cantar, y que lo poquísimo que tienen preparado, 'Cáncer de mama (Las tetas de mi novia)', 'Matar jipis en las Cíes' y el extraño tema de Coppini, 'El Vaticano va a arder', es material de estudio y no puede ser reproducido en directo.

Miguel le traslada el problema a Reixa, quien rápidamente busca una solución: les prestará la batería que sus padres le habían regalado cuando era un adolescente y que tenía guardada en el bajo de la casa familiar que también usaban como almacén de bebidas, situada en una de las zonas más exclusivas de la parroquia costera viguesa de Canido.

Es más, si se comprometen a tocar en el festival, les regalará la batería, pero ninguno de los tres ha tocado una batería en su vida. Costas sería el primero en desentenderse de los tambores, dejando claro que será incapaz de tocar cualquier otra cosa que no fuese una guitarra, por aquel entonces una imitación de Les Paul de marca Yamato. Alberto Torrado, el más virtuoso técnicamente de los tres, se hizo bien al bajo de su hermano, así que no había otro remedio: Hernández debía tomar cuenta de aquella batería, que aunque no tiene ni idea de cómo hacerlo, ya había experimentado y grabado las percusiones de Matar hippies en las Cíes en su sintetizador Korg MS-20.

Xabier Soto recuerda que, aunque no era miembro de la banda “en aquella época éramos todos guitarristas, Miguel y yo, curiosamente, los peores. Tanto Julián como Alberto eran bastante buenos”. Costas recuerda que “Torrado era el único que sabía tocar bien y nos echaba broncas por nuestro pésimo hacer instrumental”.

No pasaría mucho tiempo cuando Julián Hernández descubre que su admiradísimo Frank Zappa -cuyo primer disco que compraría del de Baltimore sería el doble vinilo 'Roxy & Elsewhere' (1974) en 1975-, también se había iniciado en la música en la percusión y con el equivalente en su época de aquel sintetizador, esto es, una caja orquestal.

Faltaba también por resolver el problema de las voces, pero a Miguel Costas no le costó mucho convencer a Coco -Germán Coppini- para que definitivamente se integrase a la banda como vocalista en su debut en el festival navideño de Bibiano Morón después de su desastrosa experiencia a la guitarra con los del 1.500.

“Decidí comprarme mi primera guitarra, una leonina Shiro de octava mano por lo menos, y ante mi escasa aportación musical, decidí definitivamente quedarme con mi voz y la letras”, declararía en el libreto de '¿Se enterarán en casa?' (2018). “A mí me apetecía ser cantante. Sabía que podía transmitir lo que otros no hacían y además no tocaba la guitarra, que la tocaba Miguel, así que yo cantante”, declararía Coppini a Jesus Ordovas en su 'Apocalipis con Grelos'.

Arreglados parcialmente los problemas, Julián Hernández les cuenta que tiene previsto llegar a Vigo nada más comenzar las vacaciones de Navidad y ponerse a ensayar con aquella batería. Y es que además tienen un problema grande con el repertorio, ya que tan solo cuentan con tres canciones. Así, Miguel desde Vigo y Julián desde Madrid, empiezan a componer y arreglar canciones por teléfono.

En una de esas charlas, Julián le comenta a Miguel que tiene una idea para una canción después de ver en televisión los acontecimientos en Irán de la llegada al poder del ayatollah Jomeini. Lo cuenta el propio Hernández: “me acuerdo de que cuando echaron al sha de Persia y empezó a salir Jomeini en televisión, me salió lo de ‘Ayatollah, no me toques la pirola’”. Además, reconoce Hernández, el espíritu de la canción es la misma que la de 'Blue Suede Shoes' (1955) de Carl Perkins y popularizada por Elvis Presley: “Puedes robar mi coche / Puedes quemar mi casa (…) / Puedes beberte todo mi licor (…) / Puedes hacer cualquier cosa / pero mantente lejos de mis zapatos de gamuza azul”. En la versión de Siniestro Total, “[Puedes] mandarme al frente de Iraq / Puedes colgarme de los pies / Y fusilarme también / Cortarme las manos sin piedad / Y llevarte a mi chica, ye-yé / [Pero] Ayatollah, no me toques la pirola”.

Finalmente se debía cerrar el cartel del festival, ‘Nadal Rock’, pero aquel nombre provisional y espontáneo de Mari Cruz Soriano y los que afinan su piano no le gustaba a Antón Reixa, por lo que todos se ponen de acuerdo en la sugerencia de Miguel Costas al conocer el parte de la compañía de seguros tras el accidente del 20 de agosto de 1981: la banda se llamaría, al menos para ese evento, Siniestro Total. “Estaban Parálisis Permanente, Derribos Arias… El nombre era perfecto”, reconocería años después Julián Hernández.

Pero volvamos a nuestro relato. Una vez Hernández de vuelta en Vigo, comienzan los ensayos en el bajo del padre de Antón Reixa donde estaba aquella dichosa batería, dando cuenta además de las botellas de champán y Ponche Cuesta que allí se almacenaban. Allí arreglan nuevos temas: la original de Hernández titulada 'Ayatollah!', y varias versiones, 'The Life and Soul of the Party' (1966) de la británica Petula Clark, que Hernández adapta bajo el título de 'Hoy voy a asesinarte' y cuya composición original oculta al resto de la banda hasta terminado el histórico concierto –“a mí me daba un poco de vergüenza lo de ser fan de una cantante ligera como Petula Clark (…) Solo confesé el auténtico origen de aquellos acordes una vez nos bajamos del escenario del Nadal Rock”, escribiría Hernández en 'Folla con él'-, otra de 'Little Bitch' (1979) de The Specials adaptada como '¡Un, dos!' y una última, 'Here Comes the Summer' (1979) de The Undertones, adaptada como 'Viene el verano'.

Durante las tres noches anteriores al histórico concierto, Hernández, Costas, Soto y Torrado actuarían en el Satchmo del número 33 de la calle Joaquín Loriga junto a Moncho Vázquez y Luis Manuel Fernández Abreu, del grupo Rompente, bajo el nombre de The Bebra Brothers, en homenaje a los enanos de 'El tambor de hojalata', dentro de la I Semana del Departamento de Creación Interdisciplinar de Juventudes Musicales de Vigo.

Como hemos visto, en aquel pub, hoy Vagalume, “se forjó la relación entre Siniestro Total y Rompente a los que se sumaron artistas plásticos del Grupo Atlántico y actores del emergente teatro gallego”, tal y como recuerda el periodista Manuel Bragado.

Finalmente, ‘Nadal Rock’ abría sus puertas en el cine teatro de Salesianos la noche del 26 de diciembre de 1981 con la actuación estelar en dos sesiones de Nacha Pop, a las ocho y a las once de la noche. También actuarían la banda Mámoa y Trenvigo, un conjunto formado por el propio Bibiano Morón junto a Teo Cardalda a la guitarra y Pablo Novoa al bajo, provenientes de la banda Druida y futuros Golpes Bajos junto con Coppini, y Javier Martínez, futuro Semen Up, Aerolíneas Federales y Los Feliz, a la batería.

Ese mismo sábado 26 de diciembre, Siniestro Total promocionaba su actuación del día siguiente en el histórico programa de RNE-Vigo A Trincheira, dirigido por Emilio Alonso Pimentel -hijo del prestigioso intelectual Xesús Alonso Montero-, quien recuerda que “sus canciones fueron cortadas con una entrevista para así non incumplir el contrato”. A Trincheira y Emilio Alonso venían a ser a nivel local lo que 'Esto no es Hawaii'  y Jesus Ordovás lo eran a nivel nacional. “Todos los grupos de la época pasaban por A Trincheira”, recordaría Alonso Pimentel, quien en 2011 publicaría una completa crónica de la Movida viguesa en su libro 'Vigo a 80 revolucións por minuto'.

De posición radicalmente contraria sería su hermano Cuchus Pimentel, guitarrista flamenco, para quien la Movida de Vigo “me parece infumable y con un nivel musical ínfimo, una lacra que nos tenemos que sacar con el tiempo, si podemos. Yo defiendo la buena música, jamás tocaré esas cosas que salen por la tele de Operación Triunfo, Azúcar Moreno o Siniestro Total, aunque haya rechazado muchas ofertas. Prefiero dedicarme a la música honesta, a veces más valorada en otras partes del mundo que en España”.

También sería aquel día el primero en que Siniestro Total saldría en la prensa: una escueta nota en la página 40 del Faro de Vigo anunciando el concierto del día siguiente con las bandas participantes.

Domingo 27 de diciembre de 1981. Al fin llegaba el día del debut de Siniestro Total en una sesión que daría comienzo a las ocho de la tarde y compartirían con el grupo Eseá -cabezas de cartel-, y la banda portuguesa Trabalhadores do Comércio, cuyo vocalista, Sergio Castro, cosas de la vida, acabaría instalándose cuatro años más tarde en Vigo fundando los estudios Planta Sónica con el productor Javier Abreu. En 1989, ambos producirían, entre muchas, los míticos singles de Aerolíneas Federales Quiero rock and roll y Mucho güisqui y rock and roll. También Castro formaría parte de Semen-Up, a quien se le debe también la producción de su hit 'Lo estás haciendo muy bien'.

Los prolegómenos del debut de Siniestro Total los cuenta con todo detalle Antón Reixa en La Voz de Galicia: “Cuando todo ya estaba en marcha nos dimos cuenta de que no había nadie en la puerta de la sala para controlar los tiques de entrada de los que salían a comprar bebidas. Me puse yo, pero me sentía fuera de lugar. Cortaba cada tique y la gente fuera se lo daba a otro y aprovechaba para entrar sin pagar. A mí me daba igual. Yo, aún con melenas, barba y bigote, solo entré en los camerinos para estar con los amigos de Siniestro. Había un ambiente casi solemne. Solo se me ocurrió decirle a Miguel que colgase la correa de la guitarra más baja, tipo Ramones. No me hizo caso y pasaron cuarenta años. Coppini apareció como nunca lo habíamos visto. Fue un éxito. No sabíamos que allí comenzaban los mejores años de nuestras vidas. Estábamos en una inocencia absoluta. Así son las cosas que triunfan. Comenzaba la puta Movida, en realidad la conquista popular del ocio”.

Resulta comprensible la emoción con la que Reixa relata esto último, sobre todo teniendo en cuenta que el lema de su grupo Rompente era “sacar la poesía de los libros y llevarla a la calle y a los bares”.

En aquel concierto estaban presentes entre el público los pintores Menchu Lamas y Antón Patiño junto a Manolo Romón, Pablo Novoa y un jovencísimo Bernardo Vázquez, posteriormente fundador de The Refrescos, junto a su amigo Ernesto Coppini, a quien conoció a través de un compañero con el que compartía clases de inglés en una academia de la Plaza de la Independencia de Vigo. Javier Soto también pudo asistir al estar de días de permiso del servicio militar, junto a su hermano Tochi, quien tuvo la acertada idea de llevarse una cámara de fotos e inmortalizar el momento.

También el propio Julián Hernández tuvo la misma atinada ocurrencia a la hora de llevarse su magnetófono Grundig con una cinta BASF nueva para grabar la actuación. Hernández recuerda aquella noche: “Había muy poca gente ya que el día fuerte había sido el día anterior. En realidad, solo acertaba a ver a nuestro grupo de amigos que tiraban unas octavillas desde la grada del primer piso del teatro que había hecho yo unos días antes”. Aquellas octavillas eran bien sencillas con una tipografía que, como veremos más adelante, estaría llamada a tener un largo recorrido.

Y llegó la hora, concretamente las diez de la noche. Coppini con chaqueta blanca a pintas negras a la derecha del escenario, Torrado con corbata y sombrero al centro, Costas de chaqueta y vaqueros a la izquierda y Hernández detrás, sobre un altillo, a una batería “que estaba llena de timbales y platos que yo no sabía usar”. Frente a ellos, un par de monitores -era la primera vez que los usaban-, meticulosamente instalados por un prometedor chaval vigués de dieciocho años que venía a aquel mundillo para quedarse: el hoy ingeniero de sonido Ricardo Gómez Viso.

Antón Reixa ejerciendo de maestro de ceremonias y en gallego, presentaría a la banda: “¡Hey, directamente llegados de Irán, música celta, esquizo-rock, SINIESTRO TOTAL!”.

A continuación, Germán, que durante los ensayos cantaba tranquilo y relajado, cogió el micrófono y soltó un aterrador grito “¡Exterminio!”, sorprendiendo al resto de la banda, antes de que Julián hiciese sonar sus timbales en la introducción de 'Matar hippies en las Cíes'. Recuerda Hernández que “a mí me pegó un susto que casi me caigo de la batería. Germán Coppini resultó ser una sorpresa increíble, la verdad es que nos quedamos como alucinados nosotros mismos”.

Así, con esa percusión inicial, como si del ainulindalë se tratara, al ritmo de aquel timbal nacía no solo el fenómeno de la Movida de Vigo, sino también una nueva generación y con ella, la reconversión de una decadente ciudad industrial en otra moderna y luminosa. Años después, Hernández diría que aquel movimiento, con el que nunca se sintió cómodo en reivindicar, “sirvió para meter a un país troglodita en una modernidad hasta entonces reservada a unos pocos privilegiados”.

El pintor Antón Patiño, presente en aquel acto, recuerda que todo aquello que estaba viviendo fue “como una reinvención de Galicia. Un proceso de sinergias en el que aprendimos mucho los unos de los otros y fue así como nos fuimos haciendo artistas”. Pero el éxito no sería inmediato. “El poco público ajeno a los músicos se marchó indignado con 'Matar hippies en las Cíes' y los curas dijeron que no volveríamos a tocar en su cine”, recuerda Hernández.

Una vez terminado el festival y tras infinitas audiciones de aquella grabación, a Julián le parece oportuno grabar una nueva maqueta, ya bajo el nombre de Siniestro Total y con el repertorio del concierto en Salesianos. Así, antes de que terminasen las vacaciones de Navidad y ya con la batería de Antón Reixa como trofeo de guerra ganado aquella noche, graban una nueva maqueta incluyendo además nuevos temas: 'Ponte en mi lugar', con letra de Germán Coppini y música de Alberto Torrado; 'Mario (encima del armario)', con letra y música de Miguel Costas, un tema que en palabras de Hernández era “hermano” de 'Ernesto' que Los Nikis acababan de publicar en su EP promocional de debut 'La amenaza amarilla'; y 'Purdey', dedicado al personaje homónimo interpretado por la actriz británica Joanna Lumley en la serie de intriga y espionaje 'Los Nuevos Vengadores' (1976), secuela de la original 'Los Vengadores' (1961), con letra de Germán Coppini y música de Miguel Costas.

Incluyen también en la maqueta pasajes del concierto en Salesianos y la versión electro de 'Matar hippies en las Cíes'. Las cuatro pistas del Teac de Julián Hernández echan más humo que el ficticio ‘Club Botafumeiro’ donde más adelante simularían haberlo grabado, y Julián se lleva aquella cinta a Madrid.

Unas pocas semanas más tarde, a mediados de enero de 1982 y por mediación de Pepo Fuentes, Julián Hernández entregaría en mano aquella maqueta a Jesús Ordovás en la Plaza de España de Madrid, quien la divulgaría poco después en 'Esto no es Hawaii-Diario Pop' de Radio 3 y que llevaría a Siniestro Total al éxito.

[Fuente: Renato A. Landeira]

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