Ella ha sido una de las protagonistas del documental ‘Ellas son eléctricas’, dedicado a las pioneras del hard-rock en nuestro país. Damos paso en Nuevaola80 a Daría Ras.
Mariott, Nosferatu, Poseidón, Urano, Avalon o Ayax, por citar algunos, demuestran que Burgos era un importante bastión de bandas heavys, pero… ¿Cómo era aquel Burgos de la década de los 80 en cuanto a la aceptación de solistas de rock femeninas?
La verdad es que ni me lo planteaba. Estaba yo sola, ciertamente, pero no pensaba que era la única. Estabas pendiente de querer estar y, en cuanto a la aceptación, era normal, quiero decir, a nivel de los demás grupos sí que sorprendía y, sobre todo, hasta que no tocabas en directo, nadie creía que tú hacías rock, que hacías heavy. Yo recuerdo los primeros conciertos con Frío en la casa okupa de La Llana donde nunca vi un rechazo de la gente por ser mujer. Más bien el rechazo era, más que en Burgos, a nivel general, como si nadie tomara en serio a las mujeres a la hora de hacer rock.
La iniciativa de Leo Cebrián y Paco Manjón, artífices de ‘Ellas son eléctricas’, ha sido un auténtico revulsivo para dar a conocer a todas esas mujeres que demostraron que también tenían cabida en el rock duro ¿Cómo de complicado te resultó salir adelante en aquel “mundillo” casi exclusivo para el género masculino?
Era prácticamente imposible. De hecho, llegar al gran mercado era imposible porque los managers a nivel nacional, y los conocía a todos llegando a telonear a mucha gente, te metían de teloneras pero pensando que las mujeres jugábamos a hacer a metal sin tomarlo en serio. Claro, al final para una oportunidad comercial discográfica seria, pues no te consideraban, a mí me conocía a todo el mundo, decían que era buena, pero al final eran los hombres los que mandaban, los que hacían los grandes conciertos, y hablo por ejemplo de Gálvez, uno de los principales promotores de conciertos en Madrid, y me decía que lo hacía muy bien pero que, los unos por los otros, al final nada. Realmente el mundillo era exclusivamente masculino, pero ya no desde el punto de vista de los músicos, sino más bien de los managers, productores, etc.
Con tan sólo 12 años ya actuabas en directo en festivales locales, guitarra en mano ¿Cuándo te diste cuenta que lo tuyo era el heavy-metal?
Pues te voy a contar una anécdota cuando yo estudiaba historia de la música, piano, voz, etc. Con 16 años cayó en mis manos un disco de los Deep Purple, y descubrí a Jon Lord, y me di cuenta que yo como teclista también podía hacer heavy. Me moría de ganas por hacerlo, por la energía que me daba, yo quería hacer “caña”, hacer metal, hacer rock… y fue por los Deep Purple y porque yo quería ser como Jon Lord con aquella energía que transmitía con los Hammond y aquellos solos que eran bestiales. Entonces me dije, los teclados no tienen porque ser dulces y mira lo que se puede hacer. Y ahí fue donde me di cuenta que yo quería hacer rock.
Aparte de cantante también eres teclista ¿Te sientes más a gusto al micro o con las teclas o, simplemente, una cosa va de la mano de la otra?
Yo soy compositora, compongo con el piano, aunque empecé con la guitarra, entonces va de la mano. Me siento tan a gusto tocando como cantando y, por supuesto, haciendo las dos cosas a la vez. De hecho, ahora de nuevo con Frío, he vuelto a los orígenes y a hacer temas en los que, en directo, también yo hago los teclados tocando de pie. Me siento muy cómoda de esta manera. Te diré que, en épocas que he estado sola cantando, ya que nos acompañaba un teclista con Frío, lo echaba de menos, por lo que para mí las dos cosas son igual de importantes.
Cuéntanos como se gestó aquel primer disco de 1990 que antes citábamos.
Yo tenía un montón de canciones, ya componía mucho y había hecho conciertos en solitario. En aquel momento tenía una cinta con temas grabados en plan básico. Corría el año 1989, le dejé la cassette a una amiga que los escuchó y le gustó de tal manera que, por su cuenta y riesgo, a través de un anuncio, se la mandó a una discográfica de Madrid, sin decirme nada. Al tiempo me dice, oye qué ha pasado esto, que me han dado esta cinta y contestan que quieren hablar contigo. Se trataba de una pequeña compañía que se llamaba Casino. Querían producirla ellos mismos, pero en ese momento busqué mis propios músicos para grabar bien esos temas que ya tenía compuestos con guitarra, bajo y batería. Entre ellos estaba Diópgenes, el batería, que ya se quedó conmigo para continuar con el proyecto de Frío.
Después vino la etapa con Frío, una cassette y dos discos que enmarcan al grupo como referente del hard-rock melódico ¿Cómo fue aquella época?
Fue una etapa preciosa cuando sacamos aquella primera cassette y los dos primeros discos. Fue un subidón de hacer muchas cosas, muchos conciertos, con la ilusión de que íbamos a triunfar, me refiero a poder vivir de la música. Al final, el hecho de estar en Burgos influyó mucho, no solo por ser una chica, sino porque parecía que estábamos en el tercer mundo. A pesar de todo, fue una época muy intensa pues Frío logramos ser una banda muy consolidada y sin parar de trabajar. Ensayábamos a diario, algo que ahora me parece impensable, y conseguimos sonar como un cañón.
Tu segundo disco en solitario, ‘Alma’, que ya aparece en 2005, cambia radicalmente de estilo, melodías “ablusadas” con un toque más intimista ¿A qué se debió ese cambio de registro?
Cuando abandono Frío fue en un momento en el que estuvimos a punto de firmar con Virgin,, pero al final no pudo ser porque decidieron volver a invertir en Amaral. La compañía había gastado mucho dinero en el primer disco que resultó ser un fiasco, pues son números de empresa, dijeron, y no invertimos más hasta que recuperemos lo que hemos perdido y entonces lo haremos con alguien, con un nuevo grupo que puede ir bien o puede ir mal. Fue una desilusión bastante grande y en ese momento dije, mira la porra.
Yo siempre he estado componiendo y pretendía seguir tocando en directo, pero con mi piano y mi voz, pensé que no necesitaba a nadie para hacer nada, ¡con dos ovarios!. Obviamente, el disco eran composiciones mías que era imposible, con un solo piano, llevarlo a un sonido más rockero. Entonces me puse a componer temas de blues para presentar un disco de promoción para conciertos. No se trata técnicamente un cambio de registro, sino yo misma que ya tenía canciones de baladas y de soul para mostrar algo más de mí. Era una cuestión de pensar que quiero seguir en el mundo de la música porque es mi vocación y pienso morirme haciendo música. Seguir tocando sola con un piano era mi solución de continuidad en aquel momento.
Entrados ya en el nuevo milenio, lideras formaciones como Daría Ras Band, paso previo Morgan Club, publicando un disco. Cuéntanos acerca de aquel ‘Once historias’.
Conocí a Rodrigo Vázquez en una tienda donde estaba comprando un teclado y me oyó tocar y cantar el ‘Killing me softly’. Entonces me dijo de hacer algo juntos como unos covers a mi bola y tal, y me pareció interesante. Al tener muchos registros de voz, siempre me ha gustado hacer cosas diferentes y alimentarme de muchos sectores. Después de hacer algunos conciertos grabamos el material en su estudio y se publica ‘Once historias’. Es una de las cosas de las que más orgullosa estoy puesto que había mucha gente que no creía que yo pudiera cantar este tipo de canciones. Fue una etapa que duró tres años en la que me divertí mucho y de la que aún conservo la amistad con Rodrigo.
Y desde 2016, retomas Frío y lanzáis en 2020 ‘Todo se vuelve azul’. ¿Supone una vuelta a la escena en firme o lo habéis planteado como algo esporádico?
Desde luego, considero muy importante esta última pregunta. No fue nada esporádico. Durante el parón que tuvimos todos nos sirvió para enriquecernos, sobre todo porque ninguno de los que éramos Frío dejamos de tocar. Hemos seguido en diferentes bandas por lo que no nos hemos entumecido musicalmente, sino todo lo contrario. La idea es continuar los cuatro juntos ya que siempre hemos estado muy avenidos en lo musical o a la hora de componer. Y entonces vino ‘Todo se vuelve azul’.
Entrados ya en el nuevo milenio, lideras formaciones como Daría Ras Band, paso previo Morgan Club, publicando un disco. Cuéntanos acerca de aquel ‘Once historias’.
Conocí a Rodrigo Vázquez en una tienda donde estaba comprando un teclado y me oyó tocar y cantar el ‘Killing me softly’. Entonces me dijo de hacer algo juntos como unos covers a mi bola y tal, y me pareció interesante. Al tener muchos registros de voz, siempre me ha gustado hacer cosas diferentes y alimentarme de muchos sectores. Después de hacer algunos conciertos grabamos el material en su estudio y se publica ‘Once historias’. Es una de las cosas de las que más orgullosa estoy puesto que había mucha gente que no creía que yo pudiera cantar este tipo de canciones. Fue una etapa que duró tres años en la que me divertí mucho y de la que aún conservo la amistad con Rodrigo.
Y desde 2016, retomas Frío y lanzáis en 2020 ‘Todo se vuelve azul’. ¿Supone una vuelta a la escena en firme o lo habéis planteado como algo esporádico?
Desde luego, considero muy importante esta última pregunta. No fue nada esporádico. Durante el parón que tuvimos todos nos sirvió para enriquecernos, sobre todo porque ninguno de los que éramos Frío dejamos de tocar. Hemos seguido en diferentes bandas por lo que no nos hemos entumecido musicalmente, sino todo lo contrario. La idea es continuar los cuatro juntos ya que siempre hemos estado muy avenidos en lo musical o a la hora de componer. Y entonces vino ‘Todo se vuelve azul’.
Ahora estamos registrando un grandísimo disco que va a aparecer en breve, cuya primera pildorita es ‘Besos de dolor’ que ya está en Youtube. Se trata de un trabajo bastante cañero con la única pretensión de disfrutar del rock y de ser frescos, sin volvernos a obsesionar como antes con la idea de triunfar. Música sana, hacer conciertos y para adelante. Ahora, al ser más adultos, sabemos lo que queremos y dónde estamos, manteniendo un sistema de trabajo no de diario, pero sí muy metódico y pulcro. Estamos los cuatro muy felices.
Durante la primera etapa en 2016, Rodrigo Vázquez me estuvo sustituyendo a las teclas en directo y llevábamos una corista, pero al final hemos vuelto a los orígenes, formato cuarteto donde yo toco el piano y canto, aunque no en todos los temas. Estoy disfrutando mucho porque me parece que lo que hacemos es muy bueno con una perspectiva más madura, liberada de todo el stress del triunfalismo y sin presión de querer llegar a nada estrambótico. Es quizás ahora, cuando más estamos disfrutando de los conciertos, cuando más seguidores estamos teniendo y cuando más frutos estamos recogiendo.
Aprovechando la ocasión, no podemos dejar de preguntarte acerca de tu otra faceta artística no tan conocida, la pintura.
Respecto a la pintura es mi otro amor. Me considero una persona creativa por necesidad. Siempre lo estoy diciendo cuando no estoy creando, haciendo canciones, cuadros, lo que sea. Me vuelvo una persona bastante inaguantable diciendo que necesito crear. Llevo más de veinte años pintando y lo sigo haciendo, siempre estoy con algún proyecto entre manos. Desarrollé lo que son los cuadros sonoros, donde aúno la música con la pintura, pintando sobre transductores de sonido. Y para mí la pintura es algo que me llena muchísimo, aparte de que también me divierte. No es que pretenda ser un gran pintor, es hacer lo que apetece en cada momento y si encima a los demás les gusta, pues perfecto.
Luego me doy cuenta de que en todo este tiempo he hecho más de 200 obras de las cuales aproximadamente la mitad están vendidas. También hice exposiciones en su día, pero en la actualidad con internet llegas a más gente, no es lo mismo que una muestra al uso en la que pueden verte 20 personas al día. Para mí la pintura es algo vital, el hecho de crear objetos, hacer cuadros tridimensionales, etc. y convertirlos en ideas, va en mi personalidad.
Muchas gracias Daría por tu tiempo.
[Redacción Nuevaola80. Pedro J. Pérez]
Durante la primera etapa en 2016, Rodrigo Vázquez me estuvo sustituyendo a las teclas en directo y llevábamos una corista, pero al final hemos vuelto a los orígenes, formato cuarteto donde yo toco el piano y canto, aunque no en todos los temas. Estoy disfrutando mucho porque me parece que lo que hacemos es muy bueno con una perspectiva más madura, liberada de todo el stress del triunfalismo y sin presión de querer llegar a nada estrambótico. Es quizás ahora, cuando más estamos disfrutando de los conciertos, cuando más seguidores estamos teniendo y cuando más frutos estamos recogiendo.
Aprovechando la ocasión, no podemos dejar de preguntarte acerca de tu otra faceta artística no tan conocida, la pintura.
Respecto a la pintura es mi otro amor. Me considero una persona creativa por necesidad. Siempre lo estoy diciendo cuando no estoy creando, haciendo canciones, cuadros, lo que sea. Me vuelvo una persona bastante inaguantable diciendo que necesito crear. Llevo más de veinte años pintando y lo sigo haciendo, siempre estoy con algún proyecto entre manos. Desarrollé lo que son los cuadros sonoros, donde aúno la música con la pintura, pintando sobre transductores de sonido. Y para mí la pintura es algo que me llena muchísimo, aparte de que también me divierte. No es que pretenda ser un gran pintor, es hacer lo que apetece en cada momento y si encima a los demás les gusta, pues perfecto.
Luego me doy cuenta de que en todo este tiempo he hecho más de 200 obras de las cuales aproximadamente la mitad están vendidas. También hice exposiciones en su día, pero en la actualidad con internet llegas a más gente, no es lo mismo que una muestra al uso en la que pueden verte 20 personas al día. Para mí la pintura es algo vital, el hecho de crear objetos, hacer cuadros tridimensionales, etc. y convertirlos en ideas, va en mi personalidad.
Muchas gracias Daría por tu tiempo.
[Redacción Nuevaola80. Pedro J. Pérez]
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