Esta es, sin duda, la obra más atrevida y serena de este artista que genera sorpresa, emoción, poesía y sonoridades inusuales sobre los escenarios, en definitiva, su mejor disco.
Contiene canciones de corte clásico que, irremediablemente, sobrevivirán al paso del tiempo, como la canción que da título al disco, 'A nadie', una balada a medida del crooner, en la que Dios canta en primera persona ante la Tierra destruida. La samba y la rumba conviven en '¿Por qué estoy tan triste?'. La zambra y la copla navegan junto al amor en 'La canción del viento'. Un irreverente striptease submarino se apoya sobre una caja de ritmos distorsionada y una guitarra años cincuenta en 'En el coño del mar'. Hay guiños a Phil Spector y al deseo de huir transportando el amor en un barco en 'Soy un niño'. La distorsión y la disonancia irrumpen generosamente en 'El futuro se desvaneció ayer'. Sobre un vals parisino Javier susurra 'Hoy no voy a cantar ninguna canción de amor'. Hay dos canciones que hablan tiernamente del suicidio: 'Caballitos de anís' y 'Si te matas', ambas pertenecientes al espectáculo teatral Agrio beso creado por Juan Navarro. 'François de vacaciones' es una narración en castellano y francés ingenuamente inquietante. El disco se cierra con 'Resurrección', instrumental compuesto especialmente para el documental 'Notas discontinuas de México', que realizó Rebeca Crespo sobre Corcobado en 2004.
Los conciertos de presentación de este último trabajo de Javier Corcobado dejarán huella, propiciando sensaciones inolvidables, asombro, placer e inquietud gracias al romanticismo, la melodía, la disonancia y la elegancia que este artista, acompañado de sus formidables músicos, exhibe en directo.
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