Foto: Antonio Heredia |
Cualquiera ubica a Pedro Reyes en alguna imagen con calidad de VHS y el antiguo logotipo de Tele5 en una esquinita. Eran los años 90, la televisión privada acababa de nacer y el humorismo era como la música pop: estaba en todas partes. Reyes se distinguía en aquel paisaje por su aspecto: alto, calvo-y-greñudo, con bigote... Su dicción era andaluza, como la de tantos colegas suyos, pero su voz sonaba un poco más torpe que ripiosa, y en eso consistía una parte de su encanto. Reyes se había criado en Huelva, no en Cádiz ni en Jerez ni en Sevilla. Una vez hechas las presentaciones, comenzaba su 'show'. El famoso monólogo de la vaquita y el amor, por ejemplo, que seguramente fue casi pionero en aquella época. En vez de contar chistes, Reyes se dedicaba a divagar por un camino que iba bordeando el costumbrismo, el sinsentido, la esquizofrenia, la inocencia, la filosofía, la crítica política... Siempre a un paso de la bobada pero siempre a punto de remontar hasta un final feliz. Lo que en España se ha llamado humor absurdo desde los años de Tip y Coll. Pensar en Faemino y Cansado como sus parientes madrileños y un poco más refinados es una tentación inevitable. O en Berlanga o en las vanguardias, si tiramos por lo alto...
Aquel fue el momento central en la carrera de Pedro Reyes, por lo menos de cara al público. No el único. En el principio fue la historia clásica del viaje a Madrid, la vida alegre de la Movida, los clubs nocturnos y un empleo como actor de reparto recurrente en 'La Bola de Cristal'. Tampoco es difícil buscar en Youtube algún 'clip' del programa de Lolo Rico y reconocer por ahí a Reyes caracterizado de pintor, de 'colgado', de científico loco. Su aspecto un poco estrafalario jugaba a su favor. Su salto a la fama, como copresentador de '¿Pero esto qué es?', en TVE1, también insistía en el mismo personaje: Reyes hacía de Harpo, feo y no se sabía si tonto o listo en medio de guapos y guapas televisivos.
Después, cuando se le fue gastando la fama, Reyes 'ennobleció' su carrera a través del teatro. Se alió a colegas como Josema Yuste y Felisuco en 'Taxi' e incluso probó suerte alguna vez con algún clásico griego junto al Centro Andaluz de Teatro.
Antes y después hubo también cine: papeles secundarios en películas comerciales-pero-buenas de los años 80 ('Sé infiel y no mires con quién', 'El año de las luces', 'Divinas palabras'...), papeles de 'guest star' en películas del nuevo siglo de las que ya casi nadie se acuerda ('Atún y chocolate'), y, sobre todo, su rol de escudero tonto y bueno en las adaptaciones al cine de Maki Navaja, que fueron la cumbre de su popularidad.
[Fuente: elmundo.es -Enlace original-]
descansa en paz Pedro...otro grande del humor que se nos va...
ResponderEliminarA mi ya me engancho de niño viendo la BOLA DE CRISTAL,a partir de entonces me hice FAN TOTAL,ya con 12 añitos,estaba esperando siempre a que salieran esos dos colgados,(junto a Pablo Carbonell),que practicaban su humor absurdo,nada que ver con lo que se había visto en tv hasta entonces... en el libro de Lolo Rico,cuenta que en muchas ocasiones venía al rodaje de la Bola de Cristal,de empalmada de haber salido de fiesta,(de ahí decía Lolo,que tuvo que echarle algunas regañinas),sólo hay que visionar los videos de la bola donde aparece,para observar que el humor y el actor Pedro,lo llevaba en la sangre...sin guiones o con ellos...
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