El pasado martes, 27 de Marzo, la historia de Hertzainak se reabría con la muerte de su saxofonista Fernando Aldama López de Abetxuco, conocido popularmente como "Tito". Sonido de saxo que caracterizó a los Hertzainak más dinámicos y tropicales durante la década de los ochenta. Sus puntuales entradas a escena se celebraban entre la multitud con algarabía y frenesí. Ahora toca recuerdo, repasar los primeros discos de la banda y darle gracias por esas febriles notas.
La década de los ochenta quedó marcada por un puñado de nombres emblemáticos, zapadores del rock que limpiaron la selva de obstáculos hasta convertir el rock en un fenómeno popular, amplio y combativo. Entre los nombres de los aguerridos pioneros no falta el de Hertzainak ni el de su singular saxofonista, Fernando Aldama, quien aparecía en escena con un dinamismo tan contagioso que los punketas y rockeros rompían en baile y aceleración.
Tito, grabado en la frente del recuerdo, falleció el pasado martes en Gasteiz, su ciudad de nacimiento, de un infarto cerebral a los 67 años de edad. Nos dijo adiós joven, pero «vivió intensamente y se metió mucha caña», comentó a GARA una de sus tres hijas, Marta Aldama, la única de ellas que siguió durante un tiempo la afición musical de su aita, aunque tomando caminos musicales diferentes, ya que su primera banda fue un grupo de heavy metal femenino llamo Pléyade, donde cantaba, y al que seguirían Reverendo Parker, ahora como batería, La Xeta Pasote y una temporada con Vulpess.
Los inicios de Tito en el espectáculo parten de la década de los sesenta con el nombre de los Hermanos Txeti, abreviatura de Txema y Tito. Una aventura de payasos que consiguió una notable repercusión durante muchos años. En aquellos días de humor y saxo, el apreciado, el querido Tito Aldama, fue preparando, sin saberlo, su camino hacia la voracidad de Hertzainak, donde entraría con brío y enorme dinámica, postura que contrastaba, incluso por edad, con la relativa quietud del resto de la banda.
El vocalista Gari señala que hace un año Tito se le acercó en Gasteiz para saludarle, pero que no llegó a recoconocerle de primeras. Los años, definitivamente, le habían castigado con innecesaria crueldad. Con todo, para la mayoría de aficionados que hoy le evocan, seguro que la imagen será la de aquel músico afable y explosivo, que, con una marcha y actitud envidiable, se comía el escenario.
Según deseo del noble saxofonista no hay misa ni funeral. Sin embargo, quien desee despedirle, y agradecerle los muchos momentos de felicidad que ofreció, puede acercarse hoy, 30 de Marzo, al cementerio El Salvador (salida hacia Lizarra) a las 11.30.
Entre el rock and roll, el punk, la nariz roja, la marcha y el vitalismo
Tito vivió con Hertzainak los directos más apasionados del grupo: los días de «Hertzainak», «Hau dena aldatu nahi nuke» y «Salda badago», ya en menor medida. Lo cierto es que tras el segundo disco, viajando el grupo de Tutera (donde habían tocado) a Gasteiz, el vehículo con el que se trasladaban sufrió un incidente con gente poco deseable. En un momento dado, la otra parte se dio a la marcha y atropellaron a Tito. Tras la larga convalecencia, aquel músico que siempre buscaba la sonrisa, retomó su faceta de payaso y currela de día colocando moquetas. En los últimos años aún intentó hacer algo más en el mundo de las artes a través del proyecto Hombres de Buena Voluntad.
[Fuente: Pablo Cabeza, gara.naiz.info]
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