
Habían nacido en 1977, sin responder a la época y con convencimiento, por ello esta reunión celebra sus treinta años y dejan uno de propina. Así que acogidos por la Sala Monasterio –mesitas frente al escenario, ambiente agradable– el numero cuatro del Paseo de Isabel II de Barcelona se vestirá de gala el dos de febrero del corriente para recuperar aquella ciudad llena de un verdadero espíritu festivo, camp, sentimental y vibrante.
Ningún componente fallará, son los históricos: los hermanos Olivé, Joan Navarro, Carles Collazos y Xavi Julià. Ninguna canción fallará, habrá un repaso a temas muy antiguos que nunca se grabaron, habrá una tanda de grandes éxitos y habrá material nuevo. Y todo ello por una módica entrada gratuita. Esto era lo previsible.
Lo imprevisible será que quizás se reparta un programa de mano con todas las letras, que si los astros son favorables ese día tendrán un disco dispuesto para su entrega y que Manolo Vázquez Jr. recogerá secuencias con el objetivo, si la calidad lo permite, de incluirlas en un documental. Y sobre todo ello habrá un momento, el momento en el que toquen “No me digas que me dejas”, en que todo se va a llenar de esa luz de las grandes ocasiones. Seguramente no habrá en Barcelona ese día nada que irradie tanta felicidad.
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