No nos engañemos, no hay ni trampas ni secretos en el mundo del pop, el hecho de que un grupo se atreva a presentar un disco el mismo día que sale a la venta no es sino consecuencia directa de estar fraguado en mil y una batallas en esa guerra de guerrillas que es el directo pero, sobre todo, tener la confianza absoluta en el terreno que se pisa sin tener mucha más pretensión que la de agradar y divertirse, cuestiones de satisfacción personal tras tantos años en la brecha y vanidades aparte.
Eso es, en definitiva, lo que hicieron Desconocidos el pasado sábado en la coqueta sala Ramdall ante un más que aceptable número de incondicionales: ejecutar, mezcladas con alguna versión además de “Margarita”, incluída en el disco, una colección de canciones pop asépticas, sencillas que beben directamente, como no podía ser menos, de las fuentes nuevaoleras pero que, si bien es fácil intuir en ellas a Urquijo, Granados o Chirinos, tienen la suficiente entidad propia como para diferenciarlas de esas versiones que, de los mismos autores citados, jalonan la ya larga trayectoria de un grupo que, da la sensación, se nota cada día más cómodo y decidido a explotar su propia creatividad, no están al alcance de cualquiera temas como “Sube que te llevo”, la excelsa “El arroyo de la media legua”, la fantasía cotidiana de “Quinto-tres” o la extraordinaria “Duda” que ya contaba con antecedentes lejanos en el repertorio.
No obstante, resulta complicado diferenciar, a la hora de hacer la reseña, lo que es el disco con la actuación en si, dada la coincidencia como decía al principio, de la salida a la venta del artefacto con el concierto de presentación del mismo, que es, en definitiva lo que se trata de comentar pero baste con decir que Desconocidos sonaron de manera impecable y compacta, sin ningún tipo de altibajo ni error de bulto que la desmereciera; Carlos Carrero, compositor de la mayoría de los temas, cantó estupendamente e hizo sonar su guitarra con brillantez, Juan Ramos no le fue a la zaga en sus temas “Dime por qué” y “Quisieras”, una pena que esta no esté incluída en el álbum, y en las versiones, Luis Romero y Tino Fraile, extraordinariamente motivado por su club de fans que incluso le pedía un strip-tease, tocaron igualmente con soltura y confianza, el acierto de incluir a la jovencísima Begoña Llera como teclista en alguno de los temas que les otorgó la verdadera dimensión con la que fueron concebidos en el estudio ... un espectáculo, en suma, mas que digno que dejó un muy buen sabor de boca a la concurrencia pero, sobre todo, la tranquilidad de que el espíritu del pop de los 80 no ha muerto, larga vida a Desconocidos.
[Aurelio Sánchez y Javi Bernal -foto-, Nuevaola80]
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