Foto: Antonio Rey |
Valga
el párrafo anterior sólo para agradecer al Festival Cultura Quente de Caldas de
Reis, el ser los únicos que hasta el día en que escribo estas líneas, han
podido traer por la zona norte a cierto grupo granadino denostado por la
parroquia rockera.
A
quien lea este artículo le contestaré rápidamente a su pregunta. Sí, valió la
pena acudir y volvería hacerlo. Lo
siento por todos aquellos que pensaron en si ir un viernes era un rollo, que si
aquello quedaba muy lejos, que si iban a volver del concierto muy tarde, que
malo sería que no dieran otro concierto por la zona. Miren señores, yo no sé qué deparará el futuro, pero su decisión de no ir, fue errónea.
Esta
originalmente llamada “Maniobra de Resurrección” ha tardado 20 años. 20 años,
las cifras redondas siempre tienen algo de magia. El grupo, cansado de ver como
rodaban de discográfica en discográfica vendiendo pocos discos y sin que nadie
les hiciera caso, se disolvieron en aquel lejano 1996 con un concierto en el
que (al igual que Nacha Pop) anunciaron su muerte, y todo el mundo acudió a su
entierro.
Hoy
han vuelto, sorprendidos por la gente que los recuerda y las nuevas
generaciones que los demandan. Pero lo han hecho, como lo hacen las grandes
bandas (de hacerlo, hacerlo bien), con un control total sobre su obra,
reeditando todos sus trabajos tanto en vinilo como en cd (para que cada
comprador elija el formato que desee y no se lo imponga la casa discográfica de
turno) con sus propios técnicos de sonido e iluminación y con una puesta en
escena espectacular (la salida con esas luces rojas al escenario al son de
“Hasta que llegó su hora” y tocando a continuación Palo Cortao fue memorable).
José
Antonio García, Tacho, los hermanos Lapido y Jacinto Ríos, han conseguido de un
plumazo sacarle el apodo de “banda maldita” al grupo, de una vez por todas.
Del
concierto señores no les voy a contar nada más. Por favor, paguen su entrada o
acudan a las fiestas más cercanas donde vayan a tocar. No les defraudarán del primer al último
acorde. Los Cero han vuelto para dejar las cosas en su sitio. Donde siempre
debieron estar y, gracias a algunos, nunca pudieron llegar.
Gracias a los que han conseguido reunirlos y gracias a ellos por hacerlo posible. Aunque parezca increíble, y a pesar de las radio-fórmulas que constantemente basan su criterio de emisión en la compañía que más paga, aún existe justicia en esto de la música y no está mal saberlo.
Dedicado
a Diego Linares, tras 20 años sin vernos,
nuestra sintonía sigue siendo como la de los 091, atemporal.
[Redacción Nuevaola80. Antonio Rey Revuelta]
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