6 mar 2011
Cinco horas bastaron para agotar las entradas del concierto-retorno de los Sopa de Cabra
Menos de cinco horas fueron suficientes para que se agotaran las entradas para el concierto que Sopa de Cabra ofrecerá en el Palau Sant Jordi el 9 de septiembre. Tanta velocidad se explica porque el concierto de septiembre reúne en una única actuación a la banda gerundense, que se disolvió hace 10 años en la cima del éxito, y se impone lo de o ese día o nunca más. Pero a tenor del éxito de venta, seguro que Gerard Quintana y los suyos se lo están pensando.
A todo ello hay que sumar el gusto por el revival que se aprecia en la actual cartelera de espectáculos. "Han sido muy listos", decía en la presentación del concierto del 9 de septiembre una persona cercana a la banda gerundense: "Aprovecharán este momento dulce", remataba, sobre la popularidad actual de grupos que cantan en catalán, como Els Amics de les Arts y Manel.
Y Sopa de Cabra ha escogido para su reaparición un lugar mítico: el Palau Sant Jordi. El 14 de junio de 1991 casi 21.000 personas llenaron esta gran plaza. El rock català llegaba entonces a su cénit, que no fue duradero. Se trataba de ver juntos a Sopa de Cabra, Sau, Sangtraït y Els Pets, los cuatro puntales del llamado rock català (con permiso de Lax'n'Busto), fenómeno musical surgido en los ochenta que reunía las diferentes propuestas en catalán del momento, la gran mayoría radicadas en comarcas. Sopa de Cabra ha removido la memoria de los nostálgicos del rock català. ¿Qué queda de aquello? Tomando como referencia los cuatro grupos del Sant Jordi de 1991, se puede seguir el hilo de las tendencias de esta generación de músicos.
Por una parte, Els Pets, que eran una banda reivindicativa con dejes punk y ska, mezclados con puntos glam de la movida madrileña. Aquella banda formada por un profesor de inglés, un agricultor y un trabajador de una fundición se ha adaptado a cada momento musical hasta convertirse en el grupo de pop maduro de hoy, un valor seguro en ventas, con éxito de público y de crítica.
Carrera bien distinta fue la de Sau. La muerte del cantante y actor Carles Sabater en 1999 truncó el devenir de una banda que, a pesar de algunos altibajos, era el referente catalán de un soft-rock muy efectivo que dejó éxitos como 'Boig per tu'. Pep Sala, la otra mitad de Sau, ha seguido con su carrera musical, como intérprete -con una docena de discos- y como productor. En los estudios L'Indi, en Santa Eulàlia de Riuprimer (Osona), Sala afirma de ese concierto de 1991: "Fue más importante para los medios o los que no nos conocían que para nuestro público". De hecho, este bregado músico que ahora se debate entre el folk y el rock asegura: "El del Sant Jordi no fue nuestro mejor concierto ni de lejos, ni aquel del que tengo mejor recuerdo", pero admite: "Lo que sí pasó es que fue en Barcelona y con mucha atención mediática".
Y llenar el Sant Jordi como se logró entonces es "tarea complicada", indica Sala. Extremo que comparte Gerard Quintana, que en la presentación del nuevo concierto dijo a todo aquel que le quiso escuchar que es "el reto" de la banda, algo a lo que no se ha atrevido en solitario ningún grupo de música en catalán.
El cuarto grupo de aquella noche mágica de 1991, Sangtraït, era el decano de todos ellos y desde 2001 no toca, aunque Martín Rodríguez, el batería, sigue en la brecha del rock duro. Sangtraït era un grupo heavy al uso, con letras épicas y un sonido atronador, formado en La Jonquera, al calor de la frontera. "Es una lástima que no siguieran", asegura un directivo de una discográfica, porque "tenían todavía recorrido", pero no ha tenido continuadores.
¿Y qué movía el rock català? Los números cantan y Sau alcanzó las 140 actuaciones, los Sangtraït las 86 y los Sopa de Cabra hicieron 83 conciertos. El aumento de contratación supuso también que subiera el nivel de las propuestas artísticas. Se hicieron muchas elucubraciones sobre el apoyo de la Generalitat a este movimiento, pero solo se conoce la participación de la Administración en el concierto del Palau de Sant Jordi.
Artísticamente también hubo elementos destacables. Sau echó el resto con Quina nit, grabado entre Londres y Barcelona. En 1991 se vivía la revolución del CD y Sangtraït fue uno de los primeros en probar el nuevo formato con Terra de vents, su primera vez en Barcelona y en Madrid. Sopa de Cabra no le iba a la zaga y vendió más de 50.000 copias del disco La roda. Desde la nova cançó nadie se había tomado la música en catalán tan en serio.
[elpais.com]
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