La huella indeleble de una época, el recuerdo «crepuscular» de un momento en el que «algo terminaba, y otra cosa comenzaba». En el marco del ciclo de cine español 'entre dos siglos' que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), no hubo que retrotraerse más de lo debido, tan sólo 30 años, para revivir la experiencia del rodaje que cambiaría las vidas de aquellos que formaron parte de la ópera prima de Pedro Almodóvar, 'Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón'. Tras la proyección, la cantante Olvido Gara (Alaska) y el escritor Vicente Molina Foix comprobaron ayer en el aforo de las Llamas la capacidad de la cinta para sobrevivir en el tiempo. «Lo que hoy se comprueba como cutre, mal rodado, y mal sonorizado, ya se percibía como tal entonces. En ese aspecto, ya éramos conscientes de nuestras limitaciones», explicó Alaska.
Conviene recordar que la cinta comenzó a rodarse en 1978, y no se estrenaría hasta pasados dos años. «Hubo muchos saltos, y muchos cambios de imagen que en nuestro caso se resolvían con rulos (afirma entre risas). Continuábamos cuando había dinero. Naturalmente, el torrente de creatividad de Pedro le llevaba a cambiar el guión en cada ocasión. Y lo que en un comienzo estaba planteado como un mediometraje, terminó convirtiéndose en un largo», afirmó la cantante.
Ambos recordaron aquella época, que muchos han dado en llamar 'la movida' y que en realidad «correspondería más bien a los setenta y tan solo hacía referencia a las tendencias de unos pocos, no a un manifiesto en el que se estableciera aquello en lo que iba a consistir». Una forma de vida, una realidad que se ve plasmada en la película, sin pretensiones retratistas. «La realidad de Pedro era ésa. Mezcló todos los mundos que él tenía».
El universo del realizador manchego se vislumbra en esta ópera prima, que «generó gran controversia en su estreno», pero marcó el inicio de una carrera que con el tiempo se resolvería de éxito.
[eldiariomontanes.es]
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