29 jun 2024

Un libro recorre Madrid de Carabanchel a Barajas en 500 canciones, una obra de Miguel Martín Cruz

Himnos irónicos, chotis castizos, exitazos nacionales o consignas reivindicativas. La música que recorre Madrid se manifiesta de muchas formas, con tantas caras como las de la propia ciudad. Recopilar las canciones que hablan de la ciudad parece así una tarea titánica, imposible. Pero un hombre se lo ha propuesto y, si no lo ha conseguido, sí ha logrado crear un completísmo retrato de la vida melómana de la capital. Y con ello, de su historia sociocultural.

Miguel Martín Cruz es el autor de 'De Carabanchel a Barajas en 500 canciones', un libro autoeditado en el que en poco más de 100 páginas menciona más de medio millar de temas sobre Madrid, sus barrios, sus calles o sus rincones. La obra se divide en siete partes: himnos (oficiosos u oficiales), canciones que mencionan a la propia ciudad, el exhaustivo recorrido de Carabanchel a Barajas, una parada de avituallamiento por temas que mentan locales y salas de conciertos (el Pentagrama o Rock-Ola), composiciones que abordan el Metro y dos segmentos finales sobre la periferia. De estos, uno se refiere al orgullo de barrio (Vallecas, Hortaleza, Vicálvaro o Villaverde) y otro al de los municipios más allá la ciudad (Alcorcón, Fuenlabrada, Torrejón o hasta Cercedilla).

Un viaje geográfico, temporal y musical. De norte a sur y de este a oeste, de Bravo Murillo a la avenida de La Albufera. De zarzuelas del siglo XIX a temas de este mismo 2025, abordando pasajes históricos como la Guerra Civil, la Transición, el 11-M, el 15-M o la pandemia. De Leño a La Oreja de Van Gogh (con Leire y con Amaia), pasando Mari Pepea de Chamberí, Tote King y Shotta o un omnipresente Joaquín Sabina. Y lo más curioso es que esta travesía tiene un origen de miedo.

“Escribo relatos de terror con mi mujer y hace unos años los que se ambientan en Madrid los recopilamos en el libro Maldita mi ciudad”, cuenta Miguel en conversación con Somos Madrid. ¿Qué relación tiene esto con el germen de su nueva obra? Pues muy sencillo: cada historia tenía como entradilla una canción, primera piedra de toque para ambientar y situar la narración. “Juntamos como 30 canciones. Y de repente se convirtió en una obsesión, dio pie a una lista interminable”, añade. “Siempre me ha gustado mucho la música y tengo una buena colección de CDs y vinilos. Pero claro, ha habido mucho de búsqueda específica, por zonas o dentro de la discografía de muchos grupos”, desgrana este biólogo, que trabaja en una editorial de corte científico. Sin duda un hombre polifacético.

Preguntado acerca de la particular estructura del libro, con un bloque central que discurre por gran parte de la ciudad y otros apartados que completan el paisanaje local (o autonómico), comenta que “la estructura fue surgiendo mientras escribía”. Dice que “había tantas canciones generales, no relacionadas con un punto en concreto, que no quería dejarlas fuera”. De ahí las páginas dedicadas al suburbano, con temas que van desde el mítico 'Próxima Estación Esperanza' de Manu Chao hasta el díptico del joven grupo Amor Líquido (Metro Ibiza y Metro Goya). Ojo también a la experiencia subterránea extrema de Un Pingüino en Mi Ascensor, otro de los más asiduos del libro, en 'Me Han Sodomizao'.

“Si en el recorrido no me cuadraba cierta zona lo adaptada, por eso no es del todo coherente aunque sí bastante lineal. De ahí también dedicar otro apartado al barrio con zonas que no acaban de encajar en el trayecto principal y tienen una idiosincrasia muy propia”, expone Miguel. Sacar esas contradicciones o contrastes de la ciudad es otro de los grandes méritos del libro: “Hay muchas canciones que hablan de ello. En Vallecas, por ejemplo, es difícil encontrar alguna sin carácter reivindicativo”. Pero también en puntos más céntricos, como Malasaña, Lavapiés o Gran Vía, los temas alternan el tono celebratorio o desenfadado con mensajes de calado acerca de la gentrificación, la desigualdad, la pérdida de identidad o la pobreza.

Precisamente la Gran Vía es, según Manuel, el punto álgido entre las referencias a localizaciones concretas de Madrid. Cree que la canción más representativa es Gran Vía, de Antonio Flores. Pero a este icónico tramo entre la calle Alcalá y Plaza de España han dedicado su música Radio Futura, Tam Tam Go, Hermanos Herméticos, Lagarto Amarillo, Vetusta Morla o Aitana. La lista es mucho más larga, pero guardamos el resto de nombres para quienes lean 'De Carabanchel a Barajas en 500 canciones'.

¿Y en cuánto a los artistas que más han escrito y cantado a Madrid? Miguel cita unos cuantos que no se tiran más de cinco o seis páginas sin aparecer: Burning, Ursaria, Javier Bergia, El Chini y los mencionados Un Pingüino en Mi Ascensor y Sabina. El cantautor de Úbeda es quien se lleva la palma: “Soy seguidor suyo pero nunca me había parado en cada detalle de la ciudad que menciona. Cuando no es sobre la ciudad en sí misma es sobre el Atlético de Madrid o sobre zonas concretas como Atocha”. Miguel confiesa que el género que le apasiona es el rock, pero sabía que en este repaso “había que dar cabida a todo, como es Madrid”. Destaca la mezcolanza entre grupos antiguos y modernos: “Muchos los he concoido en el camino, como Trugos o Estragenuinas. Ha sido enriquecedor”. En cuanto a su zona, vive en San Blas, barrio del que reconoce que le costó encontrar abundantes referencias. Destaca otra de Sabina, 'De Purísima y Oro'; el hip-hop de Waor en 'Aquí estamos' o la surrealista 'Me voy a Usera', un tema muy de la Movida obra de Pedro Almodóvar y Fabio McNamara.

Respecto a sus preferencias, si tiene que elegir un lugar de Madrid se queda con el parque del Retiro, al que cantan Mago de Oz en 'La última cena' o Capitán Entresijos en 'Ahogado en El Retiro'. Y sobre sus canciones madrileñas predilectas, admite que es “un poco clásico”: el 'Pongamos que hablo de Madrid' de Sabina, 'Las calles de Madrid' de Loquillo o “casi cualquiera de Burning”. Entre las propuestas más arriesgadas, elige 'Evacuad Madrid', de Tigres Leones. “Un tema muy apropiado en estos tiempos catastróficos”, apostilla. Ojo a la letra, que mezcla los bocatas de calamares en la Plaza Mayor con La llamada de Cthulhu.

“Podría estar eternamente”, dice Manuel sobre un proceso arduo y en la práctica casi infinito. Porque las 500 canciones del título hacen referencia solo al bloque principal del libro, y luego habría que añadir temas que ni siquiera han acabado figurando en la obra (aunque parezca mentira alguno hay). Para rizar el rizo, se trata de un libro autoeditado: “Lo mandé a un par de editoriales pero al final no salió. Así que yo me lo guiso y yo me lo como. De momento he conseguido que se venda en alguna librería del barrio por San Blas, porque conozco a los dueños, pero está siendo duro. La gente que lo puede ver por Amazon y poco más, pero bueno lo he mandado a muchos grupos que aparecen y están encantados. Puedo decir que, en general, gusta”.

No es para menos: un libro en el que caben el himno irónico del intelectual Agustín García Calvo, la parodia madrileña de 'Camellos en Mazo' o el archiconocido paseo por 'La puerta de Alcalá' de Ana Belén y Víctor Manuel tiene alicientes para atraer a cualquiera. En pocos repasos melómanos conviven dos títulos tan dispares, por citar extremos, como 'Ay, qué bonita es Madrid' y 'Chapero de Fuencarral'.

Autoeditado con fecha de lanzamiento 27 de junio 2024.  

[Fuente: Guillermo Hormigo para eldiario.es -Enlace original-]

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