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9 dic 2016

Única entrevista de Loquillo, concedida a Silvia Grijalba, por 'Salud y Rock'n'Roll'

Foto: Thomas Canet
A continuación, la única entrevista que Loquillo ha concedido por su último disco, el directo de Las Ventas de reciente aparición, 'Salud y Rock'n'Roll'. La autora ha sido Silvia Grijalba para El Independiente:

La vida es de los que arriesgan” o “Soy un hombre con H mayúscula”. Loquillo es excesivo, desmesurado, desafiante, lapidario. Por eso lo complicado con él es sacarle las minúsculas. Sí, es inevitable, sus frases certeras, de caballero a la antigua usanza, de hombre con H de honesto, van a estar ahí, si no no sería él, pero cuando concretamos la cita para hacer esta charla, se despide con un “te voy a dar la entrevista de mi vida” y una, que es muy puñetera, y que lleva entrevistándole más de 20 años, acepta, encantada, el reto. Y sí, de su Vida con mayúsculas. Pero hoy, aquí, lo importante es lo menos llamativo.

En el culmen de su éxito, en lo mejor de su carrera, cuando publica 'Salud y Rock and Roll', un álbum recopilatorio grabado en directo en su concierto de este septiembre en Las Ventas y que se publica hoy 9 de diciembre… A punto de cumplir 40 años en el mundo de la música, parece que ha llegado el momento de desmontar a Loquillo. Mirar, con las pupilas contraídas, la otra cara del éxito. Desentrañar esa especie de sentimiento judeocristiano en un agnóstico practicante, que en el fondo, como todos los mediterráneos, piensa que todo no puede ir bien en la vida. Es el día de reconocer, por fin, que hay fisuras. Que el hombre al que nadie pregunta si es feliz, tiene momentos malos. Pero, cuidado, Loquillo no se queja. Ya lo dice, cuando respira hondo y cambia de tercio para dejar los temas personales y escudarse en explicar que en su grupo sólo hay valientes, los cobardes no tienen sitio. Él no es un artista torturado. Él viene llorado de casa. Ésta no es una canción de dolor. Es una entrevista en la que, por una vez, Loquillo no se apoya en el dintel de los epitafios. Habla, por fin, a ratos, con minúsculas.

Pregunta.- Responsabilidad, disciplina y tenacidad. Tres palabras que en la sociedad actual están muy en desuso y que pronuncias a lo largo de toda tu carrera cuando te preguntan eso tan absurdo de ¿cuál es el secreto del éxito? Como si el éxito fuera fruto de la magia. ¿Esos tres elementos son los que le han hecho seguir vivo, literal y metafóricamente?

Respuesta.- En parte sí. Mi clave está en todas las veces que me han dicho que no, desde mi infancia, cuando en casa no se llegaba a fin de mes. El odio y la furia como canon de supervivencia y la fe en uno mismo: en lo que haces, en las personas que te rodean…

P.- Su padre ha sido siempre un referente. Le dedicó un libro… y es como si tuviera que vengarle.

R.- El poso de mi padre está ahí. Dio los mejores años de su vida por la defensa de la Democracia y luego fue tratado como algo que molestaba, no le concedieron una pensión de excombatiente hasta el final de sus días mientras los nuevos demócratas, antes franquistas, se pavoneaban de su catalanidad de toda la vida. Yo crecí siendo el hijo de nadie.

P.- Y eso puede ser una suerte, ¿no? Si hubiera nacido en la parte alta de Barcelona lo mismo no era lo que es.


R.- Sí, había que salir del barrio. Es como la canción de los Godfathers: nacer estudiar trabajar… no hay futuro, amigo. La vida me decía que siguiera de estibador, como mi padre y mi abuelo, y me casara con la vecina. Pero no, gracias, estaba cargado de razones para salir ahí fuera y comerme el mundo. A tu familia no la eliges, te toca en un sorteo en el que no participas, mi padre era un hombre bueno, como decía el escritor Antonio Rabinad, que le vio llegar de los campos de concentración famélico y humillado. Soy hijo de mi padre y alguien tenia que poner las cosas en su sitio. Orgullo Barrial.

P.- Es un hombre de lemas. Uno de ellos es: la vida es de los que arriesgan, usted siempre lo ha hecho. ¿Porqué cree que siempre se le juzga tan duramente?

R.- No estaba invitado a la fiesta, ese es el problema. Dinamito todos los tópicos. Fui periodista musical antes que músico, trabajé en una discográfica antes de grabar discos, fui pandillero antes que estrella del rock, me bauticé musicalmente en un cabaret de la Ramblas no en una sesión universitaria. Amigo de delincuentes y traficantes, de poetas, pintores e intelectuales, qué más se le puede pedir a una biografía de una estrella de rock, no hay nada impostado .

Desde luego, impostación y corrección política no han acompañado nunca a Loquillo. En él ninguna decisión responde a lo que los demás esperan, pero José María Sanz es inteligente y es una rock star de raza, lo sería aunque se dedicara a las finanzas o hubiera acabado de estibador. Es algo interno, casi metafísico. Y cuando se le ha seguido de cerca, durante años, llama la atención que cada uno de sus pasos se convierte casi en un debate nacional, algo muy español, por otra parte: juzgar la vida ajena y no digamos ya la de los personajes que ya consideramos casi de la familia. En el mundo anglosajón es distinto, por eso uno no termina de acostumbrarse. Allí, donde no hay complejo por tener ni éxito ni dinero, Iggy Pop puede hacer anuncios de refrescos, Keith Richards publicitar Louis Vuitton y no pasa nada. Pero Loquillo no contento con colaborar en unas charlas patrocinadas por un banco o participar en un anuncio de cerveza, ahora ha recibido un aluvión de críticas por lo del anuncio de Endesa. Da la impresión de que en este país a la gente le molesta que los artistas ganen dinero. La piratería y esto parecen demostrarlo.


“Bueno, la inquina de muchos” -explica- “me sirve a mi como gasolina emocional. Sé muy bien que me están esperando, lo sé. Mis enemigos son poderosos. La envidia, la soberbia, el rencor, tienen un objetivo común: minar mi fortaleza, verme claudicar para poder decir, ahí lo tenéis, no lo merecía”.

P.- Y la industria musical ha cambiado, ya no se vive de la venta de discos y los artistas también comen…

R.- Claro, la publicidad y los patrocinadores son indispensables, ahora mismo nadie gana dinero vendiendo discos, los derechos de autor son escasos debido a la piratería y la única manera de mantener el oficio es el directo, así que como no somos de pedir subvenciones a papá Estado, nos buscamos la vida con empresas que apuesten por la cultura, como pasa en todo el orbe mundial. Los festivales de rock están patrocinados por marcas y empresas; las bandas igual, las revistas especializadas lo mismo, el cine ni te cuento.

No seamos hipócritas, por favor, desde Rosendo a Extremoduro, de Sidecars a Love of Lesbian han contribuido con sus canciones en anuncios de televisión. ¿Algún problema? Ahora mismo todo el sector busca colocar una canción en algún spot para promocionarse porque en España han desaparecido los programas musicales y las radios comerciales se dedican a otros menesteres. A lo que sí hay que negarse es a que a tu canción se le cambie la letra, pero eso depende del compositor, muchos ceden.

Para mí la publicidad o la esponsorización son una fuente de financiación que sirve para costear proyectos alternativos o mejorar nuestro directo en gira.

La hipocresía llega a un punto en que nadie critica la liga de fútbol o el baloncesto, patrocinados por una banco; ni a un periódico por llevar paginas de publicidad de una empresa del Ibex 35.

P.- Pero centrémonos en el anuncio de Gas Natural. Dejando a un lado el desgraciadísimo asunto de la muerte de la señora a la que le habían cortado el suministro, las críticas hacia usted han sido desmesuradas, ¿no?


R.- Será divertido ver dentro de unos meses si los que criticaron el anuncio de Gas Natural para que el que fueron contratados el compositor Sabino Méndez, los músicos de la banda Laurent y Alfonso, los técnicos del estudio, el productor Josu García o la productora del corto publicitario y yo mismo lo harán cuando Gas Natural lance una campaña de la que se vean beneficiados su respectivos periódicos y medios de comunicación.

Los desgraciados hechos que ocurrieron durante la campaña de Gas Natural y derivaron en la cancelación del anuncio nada tienen que ver ni con nosotros ni con los trabajadores de Gas Natural. La Administración, las empresas y los partidos deben buscar la solución a la pobreza energética de cientos de familias en España. Es de ley.

P.- Pero repito, es que parece que en España, el país con uno de los mayores índices de piratería del mundo, la gente considera que los artistas no trabajan, no deben ganar dinero…

R.- Sí, no olvidemos que el derecho al trabajo es algo que nadie puede poner en duda, ninguno de nosotros vivimos del aire, vivimos de nuestro trabajo.

Si tanto se les llena la boca de lucha social podían mojarse y defender los derechos de los trabajadores de la cultura que vivimos en un limbo jurídico impensable en Europa, defender la propiedad intelectual, la lucha antipiratería, la ley de mecenazgo y la bajada del IVA cultural.

Pero los comentarios de Loquillo no son de salón. El lunes pasado aprovechó la presencia del ministro de Cultura en el acto de entrega de las Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, por parte de los Reyes de España, para denunciar públicamente lo que lleva defendiendo años. Él, en alguna ocasión, ha dicho que siempre le toca ser el que da la cara, el que hace las cosas. Y en esta ocasión ha vuelto a ocurrir. Ha aprovechado el acto para por fin pedir que esta legislatura sea, por fin, la del Estatuto del Creador, para que “nos saque del limbo en que nos encontramos la mayoría de los artistas de este país”. Ha reivindicado “la defensa de nuestro patrimonio, de nuestros derechos de autor, tan necesarios en los tiempos que corren”. Ha pedido que por fin se apruebe la Ley de Mecenazgo para que las empresas apuesten por la cultura y los artistas “dejemos de creer que papá Estado nos tiene que defender continuamente”. Y ha exigido al ministro que hable urgentemente con Trabajo, Industria y Hacienda para que baje el IVA cultural. Una especie de “por mí y por todos mis compañeros“, que el resto de los galardonados recibieron con absoluto regocijo pero, sí, volvió a ser él el que tuvo que decirlo.

P.- En cualquier caso, usted no se puede quejar demasiado, estos últimos años han sido probablemente los mejores de su carrera. Pero también han sido muy complicados personalmente. La pérdida de su madre y la larga enfermedad de su mujer. Ya sé que no es de esos artistas que piensan que hay que crear cuando uno pasa un momento grave emocionalmente. Pero ¿cómo se vive eso?

R.- Llevo 10 años de mi vida lidiando con la muerte. Soy hijo único y mis padres y mi tía vivían juntos en un piso de 50 metros cuadrados con mi abuela, ¿lo pillas…? Así que a medida que pasaban los años tenía que hacerme responsable de ellos. Luego el cáncer se instaló en mi compañera, tuve una larga temporada metido en hospitales. Iba de una UVI donde estaba mi madre en Barcelona, al tratamiento de quimio y radio de Susana y la lucha continúa, con pequeñas treguas. El cáncer destroza a quien lo sufre, sobre todo la medicación. Pero también rompe el entorno

Te enfrentas al maligno que te debilita y devora a su antojo. No soporto esas campañas buenistas, que no reflejan la realidad. Es una plaga. Estoy muy cabreado porque afecta a muchas mujeres que me rodean, chicas de mi generación en el mejor de momento de su vida. Es, literalmente, una lucha entre el bien y el mal.

Se hace un silencio. Llama la atención que Loquillo, que cuando se pone en el papel de entrevistado y él es muy de ponerse en papeles y de hacerlo hasta las últimas consecuencias- suelte algo coloquial. Pero ya se sabe, lo de los sentimientos no es una cosa fácil de desvelar para la mayoría de los hijos únicos y si se me apura, por ahondar en el tópico, de los hombres. Así que ese ¿lo pillas? es un escudo. Un morderse el carrillo para que no tiemble la voz. El silencio continua. ¿qué va uno a decir? Pero lo rompe. A veces, hay que callar para que el otro cuente.

“Recuerdo” -explica- “que una vez pasé de estar con mi madre recién operada a primera hora de la mañana en BCN a tocar en el Guggenheim en Bilbao a medianoche”.

P.- ¿Cómo consigue uno no derrumbarse, mantener el tipo en una gira, cuando dos de los pilares de tu vida se tambalean?

R.- ¿Qué si no me he derrumbado? naturalmente, ¿qué si tengo un desajuste emocional de primer orden? también, ¿qué si he estado a punto de tirar la toalla? por supuesto. Pero tenía a personas cercanas que me rescataban: la banda todos los miembros de la banda, mi oficina de management, el equipo técnico que me ha acompañado en la gira, los mejores amigos del mundo e incluso fans y periodistas que han sido muy generosos conmigo pero sobre todo tengo a mi hijo Cayo, un faro en medio de la tormenta.

De todo esto he sacado una enseñanza fundamental, ya lo dice Gabriel Sopeña en su poema Acto de fe: el amor es la fuerza mas grande de la naturaleza.

¿Qué cómo he podido soportar la presión de una gira y otra y el éxito y la locura, los excesos, los hoteles y los viajes en medio de una terrible situación personal? Se paga un precio muy alto que ahora no alcanzo a ver.

P.- En una entrevista se quejaba de que nadie le preguntaba si era feliz. Yo tampoco se lo voy a preguntar, pero ¿pesa eso de ser EL fuerte por excelencia?

R.- Me rijo por los códigos de caballería, soy un hombre con H mayúscula: protector, intenso y apasionado, a veces demasiado, porque amo demasiado, odio demasiado y vivo demasiado, así de claro. Como aquellos versos de Carolina Coronado “Alma noble dije al verte, corazón osado y fuerte. Has de ser muy estimado de la que llegue a quererte” que me dedicaron una vez, con firma de mujer.

P.- ¿Cumplir años sirve para algo? ¿Esto si le pilla con 20 años menos hubiera sido más difícil o lo mismo más fácil?

R.- Pues no lo sé. La crisis de la edad madura también está ahí. Las dudas y las inquietudes de un hombre de 55 años no son ninguna tontería. A esta edad no se mueren los padres, se mueren los amigos, las parejas se rompen, los hijos se van, las enfermedades nos afectan a todos y los ideales y valores de otro tiempo suelen defraudarte. Es la sensación de estar mas cerca del final que del principio. Esta crisis de la edad madura es como tener resaca sin haber bebido. Es otro momento de la vida que hay que sentir con todas sus contradicciones.

Nunca he querido dar la imagen de rockero desvalido que tanto gusta a críticos y féminas, lo siento. Peter Pan nunca fue mi ideal masculino, en mi cartilla militar pone Valor Probado en lugar de el típico “se le supone”. Como decía Cyrano de Bergerac, mi súper héroe romántico: “Quizás no volar muy alto, pero libre”.

P.- Dicen que la muerte de los padres hace que los artistas sean ya completamente libres. El hecho de que ya no esté su madre, ¿le ha hecho atreverse a hacer cosas artísticamente que hacía cuando vivía? Me refiero a literaria y musicalmente.

R.- No, ahora mismo estoy en tránsito, en la puerta de embarque de un vuelo plagado de recuerdos con destino al presente. En esa zona cero que son las terminales. Mi lugar favorito para tomar decisiones importantes.

P.- ¿Cómo le gustaría estar dentro de 10 años? ¿Haciendo qué disco, con quién?

R.- Espero no estar en esa situación propia de los Outlaws: el pecado, el perdón y la redención, ufff menuda mierda. Unas copas unos amigos y un poquito de rock and roll, como decía Pepe Risi. Eso sí, tras haber facturado otro disco que marque la década.

R.- Siempre se ha rodeado de los mejores, como buen líder, ¿qué hace falta para ser uno de los suyos?

R.- Tener el código de los Caballeros, ser un elegido, no todo el mundo sirve para esto. Como dice Laurent Castegnet, batería de la banda, que este verano le dijo a un músico ocasional: ‘para ti es tu negocio, para mi es mi vida’. Odio a los músicos sin compromiso, sin alma.

Lo peor de todo es tener a un cobarde entre nosotros, recuerdo un día que en una reyerta nocturna, Igor salto a defender a Guillermo Martin, José Lapuente, manager de la banda, se plantó ante tres tipos que iban a por Igor y yo entré en la oficina del cutre bar y llame a la policía mientras salía esgrimiendo un cuchillo de cortar jamón. El músico del que te hablo desapareció, como el pusilánime que era, fue despedido.

P.- Y ¿qué le lleva a prescindir de alguien que colabora con usted?

R.- Esta es la 101 aerotransportada. Nos lanzamos sobre el objetivo y hacemos nuestro trabajo. La familia es muy importante, aquí hay respeto, tenemos orígenes diferentes, pensamos diferente, sentimos diferente.

Yo soy mediterráneo y tengo la obligación de tomar el mando en las situaciones difíciles, gestionar el talento de mis colaboradores para que todo el mundo esté a gusto y nadie se sienta infravalorado, ese es el secreto de la banda, si no hay respeto entre compañeros a la puta calle, si te crees que eres mejor que ellos a la puta calle, y si te crees mejor que yo será que no estamos a tu altura. !Gilipollas!

De vez en cuando es cierto que hay que colgar a alguien del techo para que todo el mundo lo vea… Ese fue un consejo que me dio Gay Mercader. El siempre dice de mí que soy su mejor alumno.

P.- Muy a lo Corleone

R.- La Doctrina del Padrino es una de mis lecturas favoritas, puedes llevar los negocios como Santino, El Consiglieri o como Michael, tú decides las formas aunque yo soy partidario de no tomar las cosas como una ofensa, así te evitas el perdón.

P.- En este país de repente los rockeros parece que tienen que tener conexión con la poesía. Usted fue el primero en hacerlo de verdad, no como una pose. ¿Le ha pasado factura? ¿Ha conseguido que ya la gente lo vea como algo natural?

R.- Estoy acostumbrado a derribar muros, fui el primero en acercarme a la poesía con un nuevo lenguaje contemporáneo de la mano de mi admirado Gabriel Sopeña, una tradición que había quedado atrás con los cantautores, me alegro que ahora sea algo de lo que nadie se espante, entonces fue una provocación en toda regla

Ahora estamos trabajando en el poemario Europa de Julio Martínez Mesanza, me gustaría que estuviera listo para el 2018 año de mi 40 aniversario en la música.

P.- Tras las conquistas indiscutibles y apabullantes suele venir la guerra de guerrillas. ¿Cuál es el siguiente paso de Loquillo?

R.- Me refugiaré en las tierras de Castilla, en León, la Normandía o en las Highlands para terminar las letras y dar forma al nuevo proyecto , viajaré junto a mi espada de Cruz del siglo XIV mis poemas de Cirlot y recitaré San Luis de Mesanza a quien me escuche.

Esta será la última entrevista que voy a dar en tiempo. Se acabó. Me queda un largo camino para volver a casa.

[Fuente: elindependiente.com -Enlace original-]

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